La sentencia
Que el TC haya validado la gran mayoría de los artículos del Estatuto catalán no significa nada, ya que la gran mayoría despertaban poca o ninguna controversia o ya estaban en el Estatuto anterior, aunque el PP también los haya impugnado. No es serio que por eso el PSOE sostenga que el Estatuto ha salido mayormente intocado y que EL PAÍS se una a esa opinión. Los artículos más relevantes han sido dados la vuelta. El sistema judicial que se agotaba en Cataluña implicaba la secesión, ya que las sentencias catalanas serían inapelables en España. El monopolio del catalán como lengua vehicular para la enseñanza queda destruido. La obligación del uso del catalán en las empresas y con los consumidores pierde su base legal. ¡Es muchísimo! No debemos interpretar la lucha respecto al Estatuto desde un "nosotros contra vosotros", pero ya que ustedes parecen adherirse a esa óptica, debe notarse que el bíblico rechinar de dientes en el bando catalanista y progresista sugiere una derrota en toda la línea.
Los opositores al nacionalismo catalán tienen derecho a sentirse reivindicados.
Es probable que dada la tendencia del Gobierno catalán a desobedecer cualquier orden judicial que no le guste y la falta de voluntad del Gobierno español para forzar el cumplimiento, el fallo del TC carezca de efectos prácticos. Pero, por lo menos, la conducta ilegal del Gobierno catalán quedará al desnudo y se sentarán las bases para un cambio futuro.- Cristobal Williams. Nueva York, EE UU.
El editorial del sábado 10 de julio lamenta que la sentencia del TC sobre el Estatuto de Cataluña apele "reiterativamente al menos acertado de los artículos constitucionales, el que alude a la indisoluble unidad de la nación española". Nos preguntamos de qué se sorprende el editorial cuando precisamente se trata de la Constitución de España. ¿Existe acaso alguna constitución federal que contemple la disolución del Estado?
Resulta además contradictorio que el editorial contraponga la era de la globalización, las soberanías compartidas y las integraciones supranacionales a la unidad de España. No parece que una organización política atomizada y de carácter feudal, como entendemos que propugna, sea la vía más adecuada para alcanzar un Estado moderno.
Finalmente, el recurso a los militares para descalificar el artículo 2 de la Constitución, además de no ser nada brillante, parece ignorar que los aspectos más sustanciales de ese texto respondió a un amplio consenso de la sociedad española en torno a la configuración equilibrada y estable del Estado autonómico.- Pedro Bofill. Madrid.
He leído con atención en EL PAÍS del día 10 todo lo referente al Estatuto hasta llegar a la opinión de Javier Pérez Royo. Yo voté al Estatuto, pero estoy de acuerdo con las limitaciones que el TC ha puesto a esta norma, ya que creo que la Generalitat trata de discriminar cada vez más el uso del español en los espacios públicos, tanto de la enseñanza como de las Administraciones públicas, hasta la ridiculez de dar subvenciones en función si una empresa o negocio escribe sus rótulos en catalán, cosa que a muchas empresas no les interesa porque Cataluña no es un país aislado, sino que depende de sus relaciones con el resto de España. También en otras cuestiones de la sentencia, como la justicia, o las relaciones bilaterales, o el término nación, creo que es bueno que se hayan recortado estas aspiraciones, no compartidas por muchos que vivimos en Cataluña y que también nos sentimos españoles y no queremos que nos restrinjan en la visión que parece que el Estatuto tiene de los habitantes de Cataluña como nacionalistas. Así que no estoy de acuerdo con Pérez Royo porque creo que si no hubiera pasado por el TC sí que se hubiera allanado el camino hacia más soberanía para Cataluña en perjuicio del resto de las otras autonomías e incluso en las relaciones con el Estado.
Creo que la selección española está siendo mucho mejor ejemplo de cómo trabajar en armonía con integrantes de diferentes autonomías de España que nuestros maltrechos políticos. Convocar elecciones en Cataluña lo antes posible es quizás lo más urgente para ver si creamos un equipo de gobierno eficiente como el de nuestra Roja. Eloísa Justo Villalobos. La Garriga, Barcelona
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