Flipando
Puedes entender, incluso sentir y compartir, que la mayoría de los habitantes de este deprimido país estén palpitando ante el esplendor en la hierba que puede llegar hoy, que el triunfo de un equipo de fútbol alivie temores y penurias colectivas y que proporcione durante un tiempo tanto en los humildes como en los instalados la sensación de que son los reyes del mundo, pero a pesar de esa ilusión y esa euforia, resulta entre idiota y escandaloso que los telediarios comiencen las noticias del mundo recogiendo los movimientos de un pulpo con supuestos poderes adivinatorios y que, dependiendo de su elección, hará felices o desgraciadas a millones de personas.
No pertenece exclusivamente a los sofisticados cerebros de los directores de informativos la brillante idea de darle el protagonismo al pitoniso Paul. También escucho la racial certidumbre del graciosísimo y ocurrente Rajoy durante un trascendente mitin pepero en Galicia de que el pulpo ha nacido en Bueu. Eso es saber conectar con el pueblo llano. Algo que también debe de haber logrado Puigcercòs, pero solo al nivel mental de Terra Lliure, en su tan rastrera como cretina convicción de que sin los jugadores catalanes esta selección española es muy poca cosa. Quiero pensar que esos jugadores catalanes también sentirán un poco de grima con el apunte racial del que pretende representarlos.
Sigo flipando cuando veo un spot (¿tal vez institucional?) en el que aparecen los que pueden ser coronados esta noche y acompañado del lema "Nuestro modo de jugar es nuestra forma de vivir". Hasta un habitante del limbo deduce que el mensaje es que ese juego estético, imaginativo, elegante y victorioso supone el espejo de la vida cotidiana en España.
Doy una vuelta por mi barrio para constatarlo. Hay perritos que ofician sus necesidades fisiológicas en la calle sin que sus amorosos y educados dueños recojan los excrementos. Ningún guardia obligará a los dueños a comérselos. Hay bastantes conductores anfetamínicos que se saltan impunemente los semáforos y los pasos de cebra. Ciclistas de gesto ecológico se embalan por las aceras pasando de los transeúntes. Por capricho, por genitales, porque sí. Me acuerdo de la Magnum de Harry el Sucio.
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