La 'marca España', al alza en Lavapiés
Los precios de camisetas y objetos con los colores de España suben a medida que se acerca la final - Los banderines han pasado de 40 céntimos a 1,80
El trasiego ayer por la empinada calle del Amparo y sus aledaños era frenético. Las aceras, inundadas desde hace años por tiendas mayoristas de productos textiles, eran un hervidero. Lavapiés, a su manera, es un barrio de negocios. Prueba de ello es su olfato para diversificar y buscar nuevos nichos de mercado. La Roja es un filón y lo están explotando. Banderas, bufandas, gorras y vuvuzelas eran ayer objeto de mercadeo entre mayoristas bangladesíes y compradores subsaharianos.
"Ya no nos quedan vuvuzelas rojas", respondía Faruk a uno de sus incisivos compradores. Las de color azul o verde no se venden igual de bien. Tras una dura pugna comercial llegaron a un acuerdo: una caja de 50 vuvuzelas azules por 100 euros. La baza de Faruk en la negociación fue el color de la segunda camiseta de la selección, con la que jugará el domigo la final del Mundial: azul.
El material procede de las naves industriales situadas en la periferia y regentadas por empresarios chinos. Estos son los proveedores habituales de los mayoristas de Lavapiés, pero con el nuevo mercado futbolero la relación comercial se ha intensificado. Las furgonetas de los comerciantes bangladesíes descargaban ayer en la misma puerta de las tiendas. Con ellas llegaban almohadillas cervicales, bufandas y abanicos estampados con enseñas rojigualdas estridentes.
"Los banderines son a 1,80 euros", repetía Faruk. Hace tres semanas, después de perder el primer partido del campeonato contra Suiza, valían 40 céntimos. Ousmane, el comprador, que suele colocarse con la manta en Preciados, echaba cuentas de cuánto podía pedir él por las banderitas a los viandantes que se parasen ante su establecimiento itinerante. Desde que la selección pasó a cuartos, los precios en origen -las naves industriales- han aumentado y cada uno de los eslabones de la cadena también ha tenido que subirlo.
María Suárez, una ecuatoriana refugiada en la sombra que le dan las banderas rojigualdas de su quiosco en Príncipe Pío, calculaba el pedido que tendrá que hacer para el domingo. "A ver, desde que empezó el Mundial hemos vendido 400 banderas y unas 200 camisetas, así que esta tarde me iré a Lavapiés a por 100 banderas más". A pesar del éxito en las ventas, María se quejaba de que los mayoristas hayan subido los precios: "Antes pagaba dos euros por una bandera y la podía vender a cinco; ahora cuesta cinco y no puedo venderla a menos de ocho".
En el puesto de al lado una compatriota acababa de mandar a su marido a la calle del Amparo en busca de 80 banderas más para forrar su puestecillo. El compañero marroquí que cierra la fila de tenderetes pedirá 200.
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