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Crisis en Caja Vital

Frialdad con Gerenabarrena

Con un frío saludo de manos solventaron ayer su encuentro el ya ex presidente de la Caja Vital, el socialista Gregorio Rojo, y su sucesor, el jeltzale Iñaki Gerenabarrena, en una rueda de prensa cargada de intensidad. Rojo, acompañado por la plana mayor del PSE, de su familia, del consejo de administración y empleados de la entidad financiera, tuvo palabras de afecto para todos, con sentidos abrazos con el secretario general de los socialistas alaves, Txarli Prieto, con el parlamentario, Óscar Rodríguez, o con el director general de la Vital, Joseba Barrena. Menos para el presidente del Araba Buru Batzar.

Gerenabarrena, luciando niki blanco, asistió en solitario a un discurso de despedida en el que Gregorio Rojo se mostró en muchas ocasiones emocionado, hasta enardecido se antojaba en su discurso por lo que estima un ajuste de cuentas contra su persona. Quizás por ello, sus palabras estaban trufadas de orgullo por la labor realizada y de cierto resquemor por no poder rematar algunos de sus proyectos, como el centro de creación contemporánea, Krea. "Otra persona inaugurará el que es uno de mis empeños más queridos", comentó. Y ya fuera del discurso oficial, añadió: "se trata de una apuesta por la juventud, creativa y rebelde", quizás aludiendo a lo que le pedía el cuerpo, salirse del protocolo, lo que, al final y con cierta contención, caracterizó su despedida. No en vano, remató su discurso reconociendo que no respondía a preguntas por indicación de su director de comunicación, pero no porque no tuviera ganas de seguir hablando.

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