Los empleados de Metro dan marcha atrás después de dos días de caos
La huelga sigue hoy en Madrid con la mitad de trenes como servicios mínimos
El escenario se repitió por segundo día consecutivo. Madrid se volvió a quedar ayer otra vez sin su principal red de transportes: el metro. Volvió a amanecer sin servicio el suburbano, en el que se desplazan más de dos millones de ciudadanos. Volvieron las largas colas de gente esperando el autobús, los atascos a la entrada y en el centro de la ciudad y los trenes de Cercanías de Renfe repletos. La huelga de los trabajadores de la empresa pública contra los recortes aprobados por el Gobierno regional de Esperanza Aguirre volvió a colapsar la capital. Los ciudadanos podrán tomarse hoy un respiro porque la huelga continúa, pero con el 50% de los trenes en funcionamiento.
En la segunda jornada de paros totales hubo más enfado que desconcierto entre los usuarios. "Son unos sinvergüenzas, me da igual quien tenga la culpa, hay que respetar los servicios mínimos", protestaba Andrés, un camarero que trabaja junto a la Puerta del Sol. El martes, primer día de huelga total, Madrid fue una ratonera de la que no todos pudieron salir. Un informático madrileño, Carlos Martín, intentó cruzar sin metro unos 20 kilómetros desde su casa del centro hasta San Sebastián de los Reyes, al norte. "No se podía entrar en los autobuses que iban por la calle Alcalá, así que me volví a casa", explicaba en la parada de autobús de Cibeles. Las centralitas del servicio de taxis volvieron a colapsarse, igual que las carreteras. A primera hora de la mañana, entre las seis y las siete de la mañana, la intensidad del tráfico aumentó un 30,39% en el centro de Madrid y un 22% en la M-30, según datos del Ayuntamiento de Madrid.
Los sindicatos amenazan con paro total si se sanciona a un solo trabajador
"Si esto no es una huelga política, que venga Dios y lo vea", dijo Aguirre
También por la mañana hubo dos accidentes en las carreteras nacionales que agravaron los problemas de tráfico. Ocurrió en la A-4 (Andalucía) y la A-42 (Toledo).
Hoy la situación será diferente. Tras tres días de paros -los dos últimos con el suburbano cerrado- los trabajadores de Metro acordaron ayer en una asamblea multitudinaria con miles de asistentes -de una plantilla con 7.600 empleados- que hoy sí se respetarán los servicios mínimos. El comité de huelga, formado por cinco sindicatos, pidió y obtuvo el respaldo con una votación a mano alzada para dar un respiro a los ciudadanos y también a los trabajadores del metro -que pierden una media de 150 euros diarios por secundar la huelga, según Metro de Madrid-. Los empleados fueron convocados para decidir si proseguían a partir de mañana con una huelga indefinida, que ya tenían solicitada en la Comunidad. Echaron marcha atrás después de que el Gobierno regional les advirtiera de que no se sentaría a negociar mientras prosigan los paros totales.
Los huelguistas toman un respiro para empezar a hablar de números. La Comunidad ha previsto un ahorro de ocho millones de euros en la empresa que, de forma excepcional, no tendrá que salir solo de las nóminas de los trabajadores como ocurre con el resto de empresas públicas madrileñas. Pueden hablar de otros conceptos como formación u horas extra. Pero los sindicatos se han cansado de repetir que no aceptarán ninguna medida que suponga vulnerar el convenio colectivo vigente hasta 2012.
También echaron el freno ayer en su protesta para ganarse a la opinión pública "como respuesta al sufrimiento de los madrileños", dijo el portavoz del comité de huelga, Vicente Rodríguez. Fue "un gesto" que desde la Comunidad de Madrid se interpretó como el inicio de una derrota. Subidos al escenario en el que celebraron la asamblea, los sindicatos prometieron que acabarían con ese gesto "en el momento que haya un solo trabajador que presente el expediente disciplinario o despido". Metro de Madrid anunció ayer que se han abierto 400 expedientes (200 por día de paro total) y que empezaron a comunicárselo a los trabajadores vía burofax ayer mismo. Tres representantes sindicales aseguraron que ningún empleado les había comunicado ayer la recepción de ningún expediente.
La huelga que ha convertido Madrid en una ratonera durante dos días seguidos provocó además un cruce de declaraciones sobre si el Gobierno regional de Esperanza Aguirre es responsable o víctima de los paros más radicales vividos en la empresa pública madrileña desde 1991, la última vez que la red se quedó sin servicio de suburbano durante una protesta.
La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, le reclamó ayer a Aguirre que "ejerza" la "responsabilidad" que tiene ante la huelga y "canalice" el conflicto. Aguirre declaró que, si esta protesta "no es una huelga política, que venga Dios y lo vea" porque "pocas veces se ha visto más claro cómo los sindicatos actúan de correa de transmisión de maniobras políticas".
Con información de Jaled Abdelrahim, Pablo de Llano y María Martín.
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