Serena se queda sola
Si la salud de un deporte se mide por la abundancia de competidores seguros, constantes y reconocibles, el tenis femenino se halla profundamente enfermo.
Así acabaron los cuartos de final de Wimbledon: la estadounidense Venus Williams, número dos mundial y cinco veces ganadora del título, perdió por 2-6 y 3-6 ante la búlgara Tsvetana Pironkova, la número 82. La belga Kim Clijsters, la ocho, cayó por 6-3, 4-6 y 2-6 ante la rusa Vera Zvonareva, la 21. Y la estonia Kaia Kanepi, la 80, se despidió por 6-4, 6-7 y 6-8 ante la checa Petra Kvitova, la 62, tras tener nada menos que cinco puntos de partido. Solo la otra Williams, Serena, que jugará contra Kvitova tras derrotar por 7-5 y 6-3 a la china Na Li, ha estado antes en unas semifinales grandes.
La número uno está a un paso de los 29 años de edad y ya solo se interesa por las competiciones del Grand Slam. El resto no pesa.
Un dato resume la taquicardia continua en la que vive el tenis femenino: la italiana Francesca Schiavone y la australiana Samantha Stosur, protagonistas en París de la final de Roland Garros, se despidieron en Wimbledon a la primera.
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