_
_
_
_
Reportaje:Talentos

En el acogedor otoño islandés de Olöf Arnalds

La cantautora nórdica se alía con la guitarra para su segundo disco

Olöf Arnalds no duda cuando se le pregunta cuál es su instrumento favorito: "Mi voz". Lo dice señalándose la garganta, con una breve sonrisa. No le faltan razones para estar orgullosa. Mojo o The New York Times le dedican piropos como "impresionante" y su nuevo álbum, Innnundir Skinni, ha tenido muy buena acogida en su país, Islandia. Su compatriota Björk, la fichó para el sello One Little Indian, además de colaborar en el tema Surrender, y Kjartan Sveinsson (teclista de Sigur Rós), ha producido su debut y este segundo disco. Habrá que esperar hasta septiembre para que llegue a las tiendas españolas el trabajo de Arnald, que sonará a muchos por haber acompañado en sus directos a Mùm.

Las melodías que canta esta joven de 30 años, inconfundiblemente nórdica -rubia, ojos claros, inglés más que aceptable- se apoyan en crepitantes arpegios de guitarra, que acompañan a unas canciones honestas y sin artificios. En este nuevo disco juega con distintas atmósferas. De "celebración", como en el primer tema, o de "lamento", en el caso de Madrid, según explica ella misma. "Esa canción trata de una vez que estuve aquí. Tuve que aclarar qué iba a pasar con mi relación con alguien especial... Decidimos no seguir. Por eso tiene ese aire triste, de otoño", comenta, poco antes de ofrecer un concierto que se emitió en streaming desde la sede de EL PAÍS en el Día de la Música.

¿Es Arnalds la enésima cantautora indie folk? Ella asegura que no tiene pósteres de Bob Dylan en su cuarto. Tampoco es una devoradora de revistas de tendencias. "Ahora soy más abierta. Mi hermana pequeña me llena el iPhone de grupos nuevos", dice. "Puede que ahora haya un revival de lo folk. La tecnología permite ya hacer cualquier cosa y necesitamos volver a la música en carne viva". Su nuevo trabajo incluye arreglos más elaborados, pero eso no traiciona esa predilección por la canción sin artificios. "Se trata de subir al escenario y que todo funcione si toco sola. Para mí, significa libertad", señala, abriendo los brazos. Hay cierta influencia estadounidense, como ella misma reconoce, pero la música de su tierra vive en melodías que sorprenden al oyente saturado por lo anglosajón y sucedáneos.

"Soy mitad autodidacta. De los ocho a los 16 años toqué el violín en el conservatorio. Luego, me formé como cantante". También toca la viola, la charanga o el koto japonés, pero la guitarra es su principal aliada. "Es algo especial porque aprendí por mí misma. Gracias a ella me atrevo a actuar. Hasta hace muy poco, no me planteaba salir solo a cantar. Siempre que grabo, lo hago cantando y tocando a la vez".

Esa complicidad se deja ver en este álbum, en el que se escucha hasta algún chasquido involuntario cuando desliza su mano por la guitarra. En islandés y en inglés, Arnalds entrega nueve canciones en las que se la puede imaginar en su escenario ideal: "Cualquier sitio en el que la gente esté sentada, tomando algo. En el estudio también me gusta que haya alguien escuchando".

Tal vez no sea una persona tan introvertida como aparenta. "Quizá yo sea de ese tipo de personas que combaten la timidez a base de hablar mucho", explica. Dentro de ese mundo interior ya está empezando a cuajar el próximo disco. "Compongo cuando estoy en la calle o haciendo algo. Tengo varias cosas en la cabeza que voy probando. Por supuesto, olvido muchas de ellas; lo que queda es lo bueno".

Olöf Arnald, antes de su actuación en EL PAÍS, el pasado 21 de junio.
Olöf Arnald, antes de su actuación en EL PAÍS, el pasado 21 de junio.SAMUEL SÁNCHEZ

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_