Sobre los salarios
Que alguien me explique cómo es posible que en Francia, con un producto interior bruto (PIB) apenas un 4% más alto que el español (un 3,88%: España tiene un PIB que supone el 103% de la media europea y Francia, un 107% de dicha media para 2009; EL PAÍS, 22 de junio), el salario mínimo francés para ese año sea superior al español en un 80%, y que el salario medio francés (los datos más recientes que encontré son de 2006) sea un 45% superior al español. Los niveles más altos de productividad del trabajo y de precios franceses no pueden explicar tamaña diferencia. Para que luego digan algunos, entre ellos el premio Nobel de Economía Paul Krugman, que en España los salarios son demasiado altos en relación con la productividad. Desde luego, con respecto a Francia no, sino todo lo contrario.- José Antonio Pozo Maqueda. Madrid.
He leído con estupor los extractos, publicados por diversos medios de comunicación, de la disertación del señor Miguel Boyer en un acto organizado por Nueva Economía Fórum. Para Boyer, "si se siguen bajando los salarios o manteniendo los que hay ahora en la alta Administración, pronto solo llegarán los analfabetos a la dirección del Gobierno". Así que yo soy un analfabeto, ya que mi sueldo no llega al de un ministro del Gobierno, aunque soy doctor en Medicina, he aprobado el examen MIR y he obtenido diversas plazas de profesor universitario.
Pero reitero que, según Boyer, soy un analfabeto, ya que me conformo con un sueldo ridículo que no sería digno de un alto ejecutivo bancario, es decir, de algunos de aquellos a los que debemos agradecer, en buena medida, la situación económica en la que nos encontramos.
Quizás no se ha parado a pensar cuáles pueden ser las ventajas de mantener esos sueldos "bajos", según su parecer. Yo, sin embargo -un pobre analfabeto-, sí que veo una gran ventaja en ello, como sería el mantener apartados de los cargos públicos a dos de las especies depredadoras más dañinas para la cosa pública: por un lado, los sujetos henchidos de un ego patológico que les hace creerse superiores a los demás y, por otro, los trepas que utilizan cualquier medio para medrar. No es raro que ambas circunstancias coincidan en un mismo individuo.
Josep Reig. Barcelona, doctor en Medicina y profesor de Universidad.
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