Ghana, seriedad más talento

Las esperanzas del continente africano para maquillar la pobre imagen dada en esta Copa del Mundo se han reducido al mínimo. Ni Leones, ni Elefantes, ni Águilas... No hay casi fauna en los octavos y habrá que mirar al cielo, a las estrellas ghanesas. Los black stars, gracias a su combinación de seriedad táctica a la hora de defender -un 4-2-3-1 adelantando la línea defensiva, si es necesario, para juntar las líneas de presión en tres cuartos de campo contrario- y a la versatilidad entre el toque y el pase largo en ataque, han conseguido pasar a octavos en un grupo complicado (con Alemania, Serbia y Australia).

Milovan Rajevic, el técnico, está consiguiendo la mezcla ideal entre seriedad y talento que puede llevar a sus hombres a cotas imaginadas muchas veces, pero nunca logradas por selección africana alguna. A pesar de tener solamente dos goles en su casillero, su fútbol de ataque ha brillado por su capacidad para crear peligro partiendo de tres maneras distintas.

Más que una selección, el conjunto africano parece un equipo. Y hoy tendrán todo un continente a su lado

La primera opción pasó en todos los partidos por no regalar contraataques al contrario, para lo que suele empezar los encuentros buscando el pase largo al punta (Gyan Asamoah), ya sea para controlar y oxigenar el juego o para ganar las espaldas a la defensa rival.

Seguidamente, intentan explotar sus virtudes en el manejo de la pelota. Sus jugadores más importantes en esta faceta son Prince Boateng, Annan y André Ayew, e intentan conectar con las llegadas al área contraria desde la segunda línea de Tagoe y Amoah, o simplemente, buscar los buenos movimientos y juego aéreo de Gyan.

La tercera vía es la estrategia. Tienen un físico poderoso aunque, si bien han creado bastantes situaciones peligrosas, aún no han hecho diana a balón parado.

Defensivamente, sorprende la capacidad para adelantar la línea de presión, al límite del fuera de juego, casi siempre bien colocados, y sobre todo, sin retroceder ni conceder ni un centímetro de terreno que el rival no gane por su sapiencia futbolística. Hay mucha coordinación en todos sus movimientos y, para mí, destaca la pareja de centrales, con el joven central Jonathan Mensah a la cabeza (20 añitos en pocos días y en la Liga sudafricana).

Los dos mediocentros (Annan y Prince) tienen tal capacidad de trabajo y salida de balón que no desmerecen de ningún doble pivote de este Mundial, y si a todo lo dicho sumamos que el trío de media puntas nunca escatima esfuerzos para recuperar el balón, comprobamos por qué esta selección africana ha conseguido igualar ya su anterior clasificación en su único Mundial... ¿La respuesta? Más que una selección, parece un equipo.

Es difícil pronosticar el resultado contra Estados Unidos, pero está claro que las expectativas de llegar incluso a semifinales (el hipotético cruce de cuartos sería con Uruguay) hacen que el representante africano tenga mucha fe en sus posibilidades.

Tendrán, por una vez, todo un continente a su lado.