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Dos 'joyas' recuperadas
Columna
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Una prensa que luche contra las noticias

A la cama no te irás sin ignorar una cosa más. Antes era al contrario, pero ahora, debido a esa ley incuestionable que dice que cuando baja el agua, bajan todos los barcos, ocurre que el exceso de información conlleva una sobredosis de manipulación, y cuanto más te cuentan lo que ha pasado, menos te enteras. Por suerte, los periódicos se han inventado para luchar contra las noticias, y uno aún puede encontrar en ellos análisis, opiniones, críticas, reportajes y trabajos de investigación que te pongan la mirada Saramago en los ojos. Porque seguro que se acuerdan de lo que decía el gran portugués, que era un hombre que siempre ironizaba en serio: "Yo no me quiero inventar nada, sólo quiero mirar detrás de las cosas que existen, a ver qué hay". Cómo no querer a un tipo a quien tanto odia la Iglesia católica.

Vamos a saber si de verdad en el metro ocurren esas redadas que niega Interior

El periodismo es un arte, y si leen la Obra completa de Ramón Gaya, un libro extraordinario que, desde que me lo recomendó mi amigo Juan Urbano, no he podido, literalmente, quitarme de las manos, verán que dice que "el artista es el hombre que comprende la realidad, que se apiada de ella". O sea, que la recoge en la calle y la limpia, la cura, la restaura hasta que vuelva a ser ella. Fíjense en lo difícil que resulta, por tanto, el arte del periodismo, con lo sucia, repintada, llena de golpes y de heridas que está la realidad. Como muestra, vale cualquier botón, pero, por poner un ejemplo, no hay más que ver lo que ha ocurrido estos días entre los fotógrafos de prensa y la policía, un altercado que viene de lejos y seguirá avanzando, y que se ha resumido en la imagen del presidente Zapatero pasando junto a ellos y de ellos pasando de todo, con los brazos cruzados, la mirada hacia otra parte y las cámaras en el suelo de un pasillo del Senado. ¿Por qué Zapatero? Bueno, supongo que porque es el jefe y lo lleva en el sueldo.

Pero, en cualquier caso, a esa noticia hay que levantarle la alfombra, para verla con la mirada Saramago, que es una mirada llena de preguntas. ¿Por qué están las cámaras en el suelo, logrando que una no imagen dé lugar a mil palabras? Porque es una protesta. ¿Por qué protestan? Porque la policía acaba de detener y, según la versión de los interesados, de maltratar a dos reporteros gráficos. ¿Por qué los habían llevado a comisaría? Por tomar imágenes de los municipales y los nacionales haciendo redadas de inmigrantes en el metro o identificando, al lado del Santiago Bernabéu, a los que miraban un partido de la selección española en una pantalla gigante. Los agentes dicen justo lo contrario, en un caso que el periodista no iba identificado, que fue él quien quiso acompañarlos a la comisaría "para que le abriésemos diligencias" y que si le quitaron la tarjeta en la que estaban registradas las imágenes que había tomado fue "para preservar la intimidad del detenido"; en el otro, negando que le agrediesen.

La prensa luchará contra esa noticia, no lo duden, y gracias al mal rato que han pasado esos dos compañeros vamos a saber si de verdad en el metro de Madrid ocurren esas redadas que niega el Ministerio del Interior, y si en nuestro país a los periodistas se los esposa y se los lleva a la comisaría de Sol por desobedecer a la autoridad viendo lo que no deben. Gaya dice en sus admirables diarios, incluidos en esa Obra completa que acaba de publicar la editorial Pre-textos, que "el espíritu es, no el que ve, sino el que sabe sin ver". El periodismo es justo lo contrario, y no hay policía en este mundo que lo pueda impedir. No hay mejor antídoto contra las noticias que la información.

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