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Reportaje:SUDÁFRICA 2010 | Chile-Suiza

Bielsa recela del 'Mago' Valdivia

El mayor talento de Chile no jugará ante Suiza por su desidia defensiva

Jorge Mago Valdivia es uno de esos jugadores que sin el balón no es nadie. Si lo pierde, se despreocupa y se dedica a descansar. No tapa, ni presiona ni baja a ayudar a sus compañeros. Así sucedió en el estreno de Chile en el torneo, en la victoria sobre Honduras (1-0), que ha desatado una ola de optimismo en el país. Ahora bien, si Valdivia agarra la pelota, es el más dotado de la selección chilena para colocarla donde le dé la gana, siempre en posiciones de gol para sus delanteros.

Eso, sin embargo, no compensa su falta de espíritu defensivo a juicio de un entrenador tan obsesionado con la solidaridad como Marcelo Bielsa, que hoy prescindirá ante Suiza de las genialidades de Valdivia a cambio del gol de Humberto Suazo, recuperado ya de las molestias en un hombro. No es que sean incompatibles, como demostraron en una etapa triunfal en el Colo-Colo. Pero Bielsa entiende que con un volante de creación, Mati Fernández, tiene bastante.

El medio es un verso libre que se resiste a la consigna estajanovista de su seleccionador

En comparación, Valdivia es más veloz y su toque es más depurado. Mati, en cambio, participa mucho más en el juego de Chile y es más tenaz persiguiendo el balón y mostrándose a sus compañeros. Es más trabajador, en definitiva. Dentro de un conjunto tan disciplinado como Chile, Valdivia es un verso libre. Se queja si no le pasan la pelota y se resiste a la consigna estajanovista de su entrenador. Claro que Bielsa es quien lo recuperó recortándole a 10 partidos una sanción de 20 por culpa de una juerga que organizó junto a otros compañeros de selección en un hotel de Puerto Ordaz, en Venezuela, en una concentración de la Copa América de 2007.

Precisamente, Valdivia nació en Maracay (Venezuela) en 1983, hijo de un empleado chileno de la línea aérea Lan que había sido desplazado a esa ciudad. Allí residió los primeros años jugando con una pelota de espuma y aficionándose al béisbol; fue hincha de los Tigres de Aragua.

Pero su padre, Luis, siempre fue fanático del Colo-Colo y allí comenzó a formarse su niño Jorge antes de destacar en el Universidad de Concepción. Su paso de un año por el Rayo Vallecano (un gol en cinco partidos) resultó frustrante. Lo mismo que la experiencia en el Servette, suizo. Pero, de vuelta al Colo-Colo, encontró su hábitat natural con Claudio Borghi en el banquillo y Suazo en la punta del ataque.

En 2006 se midió con los futbolistas de la Liga brasileña, consiguiendo 22 goles en 82 partidos con el Palmeiras, y le llegó la oferta de su vida desde los Emiratos Árabes: el Al Ain, su actual club, pagó 10 millones por su fichaje. Allí purgó sus desmanes con la selección antes de que Bielsa decidiera recuperarlo. Y, aunque hoy se siente en el banquillo, tanto Bielsa como él saben que se trata de un jugador distinto de los demás, un mago para hacer desaparecer del campo a la hermética Suiza.

Valdivia, en un entrenamiento en Nelspruit.
Valdivia, en un entrenamiento en Nelspruit.EFE

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