El arzobispo choca con los cofrades
Una hermandad rechaza que una imagen participe en un acto ante el Papa
Las hermandades de Sevilla son poderosas. A pesar de que forman parte de la Iglesia católica, estas cofradías son celosas de su independencia. Su origen es muy antiguo. Fernando Niño de Guevara, arzobispo de Sevilla desde 1601, estableció a principios del siglo XVII algunas de las normas que debían cumplir. Y otro arzobispo, en este caso del siglo XXI, se ha topado con la negativa de una hermandad a cumplir sus deseos.
El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, criticó el pasado martes la decisión de la hermandad de la Esperanza de Triana de rechazar la invitación para que la imagen del Cristo de las Tres Caídas participara en el vía crucis que se celebrará en Madrid en agosto de 2011 con motivo de la visita del papa Benedicto XVI.
Juan José Asenjo critica la decisión de la Esperanza de Triana
"Es un problema fundamentalmente sentimental", afirma un experto
"El Cristo de las Tres Caídas se iba a encontrar con el Papa", afirmó Asenjo en una conferencia de prensa. "La consecuencia más importante es que Sevilla no va a estar presente en este histórico vía crucis", añadió el arzobispo, que recordó que "otras ciudades, hermandades y Semanas Santas" han respondido favorablemente a la invitación. El arzobispo fue tajante: "La fecha del pasado viernes [11 de junio] no pasará a la historia de esta hermandad".
¿Qué ocurrió en esa jornada? Un total de 481 de los 544 hermanos que votaron lo hicieron en contra de aceptar la invitación, que había sido trasladada por Asenjo. El arzobispo de Sevilla había recibido una carta de Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid, que solicitó la presencia del Cristo de las Tres Caídas en los actos de la Jornada Mundial de la Juventud en agosto de 2011.
"En el campo de la formación cofrade queda un largo camino por recorrer", dijo el arzobispo. Y agregó que las hermandades son "asociaciones públicas de fieles". "Lo único que las legitima es su inserción en la Iglesia. Fuera de ella su identidad se desvanece", resumió Asenjo.
¿Por qué la mayoría de los votantes de la hermandad de la Esperanza de Triana, personas devotas de la fe católica, no ven como un honor que una imagen de Cristo brille en una jornada presidida por el Papa en Madrid? Javier Criado, psiquiatra, escritor y hermano mayor de la hermandad de Pasión, cree que "es un problema fundamentalmente sentimental". "En Sevilla las imágenes son principalmente devocionales. En otras ciudades españolas, en Semana Santa salen imágenes que están en museos porque se valoran, sobre todo, desde el punto de vista artístico. En cambio, en Sevilla la devoción por las imágenes es diaria y permanente", afirma Criado.
"Es cierto que ha habido una equivocación. Pero también es cierto que los andaluces somos excesivamente fogosos porque somos muy pasionales y, a veces, cuando cogemos una idea nos equivocamos", comenta Criado, que es un gran conocedor del mundo de las hermandades y cofradías. "Lo que ha pasado no es una equivocación ni un problema de la Esperanza de Triana. Es un problema de un sentimentalismo concreto y equivocado", agrega el psiquiatra y hermano mayor de Pasión.
El abogado Joaquín Moeckel conoce bien el mundo de las hermandades sevillanas. Fue el encargado de pronunciar el XVI Pregón de Semana Santa que organiza la hermandad de Los Estudiantes de Madrid. "Este conflicto viene de los siglos XVII y XVIII. Un obispo del siglo XVIII dijo: 'Ni fías ni porfías ni cuestión con cofradías", asevera Moeckel. "Teóricamente, si no fueran parte de la Iglesia, las hermandades no tendrían razón de ser porque se convertirían en un fenómeno cultural. Las hermandades forman parte de la Iglesia porque la jerarquía eclesiástica les otorga carta de naturaleza debido a que aprueba sus estatutos, llamados reglas", señala el abogado.
"La Iglesia pretende que las hermandades y cofradías sean asociaciones de fieles de carácter público. Si son públicas, la Iglesia se convierte en la dueña de lo que se cuece. Pero hay que recalcar que las hermandades no son asociaciones públicas porque se han creado a iniciativa de los fieles privados. No se han creado a instancias de la Iglesia. Las hermandades se financian de forma autónoma. No reciben ninguna subvención. Al revés, soportan gastos de la Iglesia católica", dice Moeckel.
La actitud de la hermandad de Sevilla tiene, así, algo del aroma del catolicismo del imperio de Carlos I, Felipe II y Felipe III. En aquella época los embajadores de España hacían temblar al Papa y a los monarcas europeos. Eran también los tiempos del arzobispo Niño de Guevara. Han pasado cuatro siglos, pero algunas cosas parecen seguir igual.
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