El juez absuelve al promotor Ávila Rojas de una estafa
El constructor vendió garajes que estaban embargados
El constructor granadino José Ávila Rojas ha salido indemne del juicio por estafa al que se enfrentó el pasado 3 de junio por vender unos garajes y trasteros de una promoción que habían sido embargados previamente por Hacienda. El Juzgado de lo Penal 6 de Málaga ha absuelto al promotor al entender que no está probado que supiera que los inmuebles habían sido intervenidos como parte del pago de una deuda de tres millones de euros. Con esta sentencia, Ávila Rojas se lleva una alegría judicial cuando faltan unos tres meses para que se siente de nuevo en el banquillo, esta vez como procesado en el caso Malaya contra la corrupción en Marbella.
La denuncia fue interpuesta en 2003 por 59 vecinos del Residencial San Marino, ubicado en el núcleo marbellí de San Pedro Alcántara. Los residentes adquirieron los garajes y trasteros, mediante contrato privado entre el 24 de julio de 1997 y el 1 de octubre de 2001. El 20 de noviembre de 1998, Hacienda trabó las fincas para forzar al constructor al pago de la deuda. Para ello, la Agencia Tributaria recurrió directamente al Servicio Central de Índices de Bienes Inmuebles. Dos meses después, el 20 de enero de 1999, el embargo se anotó en el Registro de la Propiedad.
Los compradores se percataron de que los bienes que habían adquirido estaban embargados cuando acudieron al notario y no pudieron escriturar la compra de los garajes y trasteros, por los que habían pagado entre 6.000 y 18.000 euros.
Hacienda había notificado el embargo a Enrique Fernández, un empleado de Ávila Rojas. La juez Juana Criado considera que no hay constancia de que este trabajador comunicara a sus jefes que los inmuebles habían sido trabados y que no podían disponer de ellos. Por ello, el supuesto engaño del promotor-circunstancia necesaria para el delito de estafa- no queda suficientemente acreditado. Además, Ávila Rojas abonó su deuda con Hacienda en 2006.
La juez reprocha a los denunciantes que antes de firmar la venta no exigieran al promotor una nota simple que certificara que sus garajes y trasteros estuvieran libres de cargas.
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