El Monte de Piedad reverdece
Clientes que llevaban 15 años sin pisar la oficina de empeños de Caixanova, la última de una caja que queda en Galicia, regresan ahogados por las deudas
Los senderos del Monte de Piedad vuelven a atraer caminantes. 130 años después de su fundación. La única orografía de estas características que queda en Galicia, la de Caixanova, con oficina en Vigo, reverdece y cobra sentido para los que ya no logran crédito en los bancos. Muchos de estos son clientes antiguos, que no se dejaban ver por el lugar "desde hace 15 años"; y también gente nueva, gallegos llegados de todas las provincias, y cada vez más inmigrantes, sin avales para pedir otros tipos de préstamo; "personas de países de Latinoamérica donde es tradición pignorar bienes", explican en la caja. El Monte no vivía un apogeo igual desde las tres décadas en blanco y negro que siguieron a la postguerra, cuando los ciudadanos llegaban a empeñar el ajuar de boda al completo: colchones, sábanas, mantas, platos y tenedores, el traje de la novia y sin duda el del novio, tan socorrido toda la vida, también de mortaja.
El oro de 18 kilates se ha revalorizado un 35% en los últimos dos años
Entre los nuevos usuarios abundan los inmigrantes venidos de América
Ahora de eso ya no queda ni el rastro. Caixanova presta dinero sobre el valor de una joya, según indican desde el Monte de Piedad "con intereses semejantes a los de un préstamo personal y por supuesto más bajos que los de una casa de empeños". Al Monte hay que pagárselos cada seis meses, y a los negocios particulares, cada mes. No se cobran comisiones de cancelación, y aunque se conceden los préstamos a un plazo inicial de medio año, el contrato se renueva "tácitamente" hasta un máximo de tres. Si el cliente no paga los intereses, la caja le envía tres cartas. Una al mes, otra a los 30 días, otra a los 70. Y luego empieza a llamar para localizar al cliente. "Hacemos lo posible por que la gente vuelva a tener sus joyas", aseguran, "y aunque cada vez se nota que cuesta más devolver los préstamos, el 96% de las personas lo hacen. El resto del oro se vende. Hasta ahora, la institución celebraba una subasta anual de piezas no recuperadas por sus clientes, pero este año serán dos. Una de las pujas tuvo lugar el último de mayo, con cien lotes y unas 700 piezas valoradas por la tasadora de la caja en 43.000 euros. La próxima, con otro tanto aproximado, se convocará en diciembre.
Y mientras unos, castigados por la crisis, se ven obligados a desprenderse de sus joyas, a veces con un valor sentimental más alto que su peso en oro, otros todavía tienen margen para participar en la subasta. En esta ocasión se juntaron 450 personas, una de las cuales pagó 5.080 euros por el lote al parecer más apetecible, con un precio de salida de 1.800 euros: varias cadenas, varias sortijas con piedras engarzadas y una gargantilla con zafiros.
Porque en el Monte de Piedad, aunque lo digan los tunos, ya no se pueden empeñar libros. El suyo es un relieve hecho de alhajas, con laderas de metales nobles y cima de piedras preciosas, aunque en Vigo también se aceptó alguna colección de relojes que no eran de oro, "porque venían todos juntos y eran de primerísimas marcas". En las oficinas, que hasta la semana pasada estaban en la sede principal de Caixanova y ayer estrenaron local y cámara blindada unas rúas más arriba, en Velázquez Moreno, trabaja desde hace 20 años una gemóloga, que es la que se encarga, delante del dueño de la joya, de ponerle un precio a la pieza. Para comprobar la calidad del oro, lo roza con la piedra de toque y luego sumerge ésta en ácidos, que reaccionarán de una o de otra forma con las partículas microscópicas desprendidas del metal.
El oro de 18 kilates se ha revalorizado un 35% en los últimos dos años, aproximadamente el tiempo en el que el Monte de Piedad ha visto cómo aumenta su demanda. Aunque su precio fluctúa mucho, estos días ronda los 28 euros el gramo. Además, la tasadora valora las piedras, sobre todo los brillantes, la calidad de la orfebrería y la novedad. Aquí, las reliquias familiares valen menos de lo que cabría esperar.
Los últimos datos oficiales son del cierre de 2009. Entonces, el número de operaciones en vigor era de 4.898, por un valor superior al millón y medio de euros. El capital prestado había aumentado un 25,8% respecto a 2008 y el número de demandantes, un 15,2%. El precio de mercado de todas las piezas custodiadas en la caja ascendía a unos 6,5 millones de euros, una cifra muy superior a la cuantía de los créditos, según la caja, debido a que los préstamos no se conceden sobre el valor total de las joyas y a que ha subido mucho el oro.
En Caixanova no aventuran qué va a pasar con el Monte tras la fusión. Caixa Galicia eliminó el suyo en 1981, y en toda España, con el de Vigo, quedan 20. "Nosotros creemos que es un servicio fundamental, y más con esta coyuntura económica, que se debe continuar ofreciendo", afirma un portavoz de la entidad del sur.
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