La mochila de Cristiano
El equipo luso, con Simão y Deco en declive, no ha crecido al ritmo de su estrella
Una pregunta tiene en vilo a Portugal. ¿Hay vida tras Cristiano Ronaldo? Costa de Marfil tendrá mucho que ver en la primera respuesta. Semifinalista en Alemania 2006, la selección lusa no ha crecido acorde con la explosividad de su gran estrella. Para alcanzar Sudáfrica, tuvo que pasar por la repesca y hace 16 meses que CR no marca en un partido internacional. La baja de Nani, extremo del Manchester United, acentúa la preocupación. El calado del grupo es perturbador para todos: Brasil y Costa de Marfil tienen mucho hueso.
En sus repetidas apariciones públicas, Cristiano, autor de 22 tantos en 72 partidos internacionales, ha apelado al colectivo, sabedor, quizá, de que el páramo no ayuda por mucha estrella que brille. "No puedo jugar solo, no hago milagros", sostuvo recientemente. No fue una declaración irrespetuosa hacia sus compañeros, sino un incentivo gremial. Extremadamente competitivo como es, Cristiano es consciente de su mochila, percibe que no hay sitio en el firmamento sin una huella en un Mundial. Y, por ahora, su producción en este campeonato se reduce a un gol de penalti a Irán hace cuatro años. Nada que ver con el irresistible jugador del United y el Madrid.
"No puedo jugar solo, no hago milagros", alega como incentivo gremial
El extremo percibe que no hay sitio en el firmamento sin dejar huella en un Mundial
CR es muy capaz, sin duda, pero a su alrededor no puede prevalecer el barbecho. Sin Nani, Simão y Deco, dos futbolistas en declive tras una gris temporada de ambos, gravitan junto al madridista, además de Pepe, habitual mediocentro en Portugal, pero que llega al límite tras su grave lesión de hace más de siete meses. En punta, Liedson, el goleador del Sporting de Lisboa, un brasileño nacionalizado que hace 11 años se ganaba la vida como reponedor en un supermercado de Bahía.
Al frente de la selección, Carlos Queiroz, un técnico marcado cuando copa los primeros planos. Fracasó en sus diez meses al frente del Madrid y, en su anterior etapa como seleccionador portugués, entre 1991 y 1993, el equipo no logró la clasificación para la Eurocopa de 1992 ni para el Mundial de 1994. Sin embargo, la cotización de Queiroz se debe a segundos planos, como su auxilio a Alex Ferguson en el Manchester y sus Mundiales sub 20 de 1989 y 1991 al frente de los lusos.
De aquel caladero surgieron Figo, Rui Costa, Fernando Couto y Vitor Baia, entre otros. Una generación con la que Portugal, que asiste a su quinto Mundial, tampoco logró el podio internacional.
El primer Mundial africano también tiene alicientes personales para el ex técnico del Madrid. Queiroz nació en Maputo, capital de Mozambique, país fronterizo con Sudáfrica, donde, por cierto, fue seleccionador entre 2000 y 2002. Los lazos del fútbol portugués con África tienen un enorme pedigrí. Eusebio, la gran leyenda lusa, también nació en Maputo. En Sudáfrica, donde se estima que hay una colonia de medio millón de portugueses, La Pantera Negra ejerce de embajador del fútbol. De Eusebio a Cristiano Ronaldo, los dos grandes picos de Portugal. Con el primero alcanzó el tercer puesto en Inglaterra 1966 y con CR fue cuarta en la última edición. La cuestión es si ahora hay cesto alrededor de la estrella.
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