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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Jack Harrison, el último de 'La gran evasión' real

La fuga se descubrió en el número 80; él tenía el 98

Jacinto Antón

Entre las grandes aventuras de la II Guerra Mundial figura una de las fugas más sensacionales de la historia: la de los prisioneros aliados del campo para oficiales aviadores Stalag Luft III, el 24 de marzo de 1944, que inspiró la inolvidable película de John Sturges La gran evasión (1963), muy recordada por la celda de aislamiento llamada la nevera ("¡neverrra!"), cuyo principal y recurrente inquilino era un tozudo Steve McQueen. El 4 de junio falleció, a los 97 años, en una residencia de veteranos de guerra cerca de Glasgow (Escocia), Jack Harrison, considerado el último superviviente de aquel masivo intento de fuga histórico que el filme recogió con notable verosimilitud y algunas licencias (entre los fugados no hubo ningún estadounidense). Harrison, piloto de bombardero de la RAF derribado en su primera misión contra barcos alemanes en el puerto holandés de Den Helder en noviembre de 1942, no escapó aquella emocionante noche del campo en Silesia, cerca de la ciudad de Sagan.

No escapar le salvó la vida: Hitler mandó ejecutar a 50 de los huidos

Tenía el número 98 en el ambicioso plan de fuga, que contemplaba la huida de ¡200 prisioneros! a través del túnel conocido como Harry, el único de los tres cavados que fue finalmente utilizado. Pero los alemanes descubrieron la fuga cuando salía del túnel el número 80 de la lista -al final escaparon 76 hombres- y Harrison (que fue la mano derecha del gran artífice de la escapada, el jefe de escuadrilla comandante Roger J. Bushell), que esperaba turno en el barracón 104, y los demás tuvieron que deshacerse a toda prisa de sus ropas y documentos falsos. Se iba a hacer pasar por electricista húngaro empleado por una empresa alemana.

El plan de huida no pudo completarse por una serie de problemas: el túnel quedó siete metros corto y no llegaba hasta el bosque que rodeaba el Stalag y debía servir de cobertura; varios fugados cargaron equipajes más voluminosos de lo acordado, lo que produjo atascos (!) en el túnel; un ataque de la RAF en la zona complicó la operación, y uno de los centinelas germanos estuvo lo suficientemente alerta como para descubrir el pastel.

La gran escapada fue la gota que colmó la paciencia de los alemanes. El Stalag Luft III, pese a sus impresionantes medidas de seguridad, era un coladero. Hubo intentos de fuga desde su inauguración. Entre las más sonadas, la del grupo de prisioneros que fingieron dirigirse a una sesión de despiojamiento, custodiados por guardias que eran también aviadores disfrazados, y el de los tres tipos que escaparon cavando un túnel desde debajo del plinto de saltos de gimnasia en el que se escondían cada día.

A Harrison, que tras la liberación retomó su vida como profesor de latín y comenzó a correr el maratón a los 70 años (pensando a lo mejor en si tenía que volver a escaparse), el no marcharse aquel día de 1944 probablemente le salvó la vida. La célebre evasión, que volvió locos a los alemanes y les obligó a distraer soldados y recursos tan necesarios en el frente, acabó como el rosario de la aurora: un Hitler enfurecido mandó que fueran ejecutados 50 de los aviadores recapturados (la infame Orden Sagan); entre ellos estaba Bushell. En última instancia, solo tres prisioneros consumaron la huida, otros 15 fueron reenviados al Stalag y ocho menos afortunados que estos acabaron en el campo de concentración de Sachsenhausen. No consta que ninguno de los fugados tratara de atravesar la frontera suiza saltando acrobáticamente en motocicleta, ni menos aún que volviera, irreductible, a la neverrra.

Jack Harrison, a la derecha, con algunos compañeros de evasión.
Jack Harrison, a la derecha, con algunos compañeros de evasión.AP

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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