Art Linkletter, la cara amable de la televisión
El entrevistador hizo un hueco en antena a la liberación femenina en EE UU
Cuando no existían los magazines de televisión, Art Linkletter los llevó a antena. Cuando nadie se atrevía a entrevistar a un niño, por las incómodas incongruencias que podían decir en el plató, les dedicó todo un espacio. Tuvo el olfato de crear un programa dedicado a las amas de casa que tenían algo de tiempo para ver la tele en casa y aprovechó esa ventana para comenzar a hablar de la emancipación femenina de forma tranquila y poco beligerante. Art Linkletter, fallecido el 23 de mayo en su casa de Los Ángeles, a los 97 años, fue un célebre presentador de televisión en los años cincuenta y sesenta, un entrevistador amable, una cara para el entretenimiento, con una causa defendida fuera de los platós: la batalla contra la droga, tras el suicidio de su hija por sobredosis de LSD en 1969.
En 1943, con Estados Unidos en plena guerra mundial, Linkletter comenzó a presentar en la radio el programa People are funny. El título (La gente es graciosa) ya lo decía todo. Era un espacio de variedades, donde una broma común era obligar a un miembro del público a recitar su número de la seguridad social o recibir un tartazo en la cara. Estuvo 19 años, con paso a la televisión incluido.
La verdad según los niños
Después presentó House party en la cadena de televisión CBS otros 25 años, con su ronda de entrevistas a niños pequeños, todo un éxito entre la audiencia.
Su libro Los niños dicen las cosas más embarazosas, de 1957, lo prologaron Walt Disney y Bill Cosby. "Está más cerca de los jóvenes de nuestra generación que ninguna otra persona", dijo de él Disney. Linkletter abría el libro con una confesión: "Los niños menores de 10 años y las mujeres mayores de 70 dan las mejores entrevistas por una misma razón: siempre dicen la verdad desnuda".
En su programa, esos niños decían frases hilarantes: "Mi madre me pidió que no repita las locuras que suelta mi padre". "Mi madre me ha dicho que no me baje los pantalones". "Mi madre me ha dicho que esté tranquilo y te dé las gracias si me das un regalito. ¿Me vas a dar un regalito?".
Nacido en Canadá en 1912, Linkletter era amable en antena. Presentó su programa durante algunos de los años más duros de televisión, incluido el del asesinato del presidente John F. Kennedy. Su espacio era una escapatoria, puro entretenimiento. Por eso tituló en 1962 su autobiografía Confesiones de un hombre feliz.
Su estilo tranquilo, relajado, le granjeó críticas. Le acusaban de banal, de demasiado blando. Pero él se veía como un adelantado en el terreno de la liberación femenina. House party se dirigía a amas de casa. A finales de los sesenta, organizaba debates y entrevistas sobre temas hasta entonces impensables, como el orgasmo.
Según dijo en una entrevista en 1978 al diario Spokane Daily Chronicle, vio cómo las mujeres "fueron más conscientes de su liberación, y estaban más dispuestas a mantener conversaciones sobre asuntos personales de un modo impensable 20 años antes".
Los críticos de televisión le citan ahora como una influencia en programas célebres, como el de Jay Leno o David Letterman, e incluso para el referente indiscutible del humor norteamericano, Saturday night live.
Linkletter estaba bien posicionado políticamente. Gran amigo del ex presidente Richard Nixon, usó esa influencia, en 1969, para embarcarse en una cruzada contra las drogas, tras la muerte de su hija de 20 años. Nixon le abrió las puertas de la Casa Blanca y le cedió la palabra en un Consejo de Ministros.
Su otro hijo, Jack, presentador de programas de televisión y de las galas de Miss Universo entre 1964 y 1966, murió en 2007 a causa de un linfoma, a los 70 años.
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