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ROCK | La semana por delante

Tocones

Cuando los Muse publicaron su primer disco, nadie pensó que, 10 años después, estos tres ingleses estarían llenando estadios. Su primer concierto en España, en una desangelada carpa a media tarde en un festival asturiano en el verano del 2000, no resultó demasiado impresionante.

Lo más destacable era que aquel chaval bajito, delgado y con el pelo teñido de azul llamado Matt Bellamy era un virtuoso de la guitarra y tenía una voz muy potente. Pero todo parecía muy excesivo.

La opinión más común era que con el tiempo se calmaría y dejaría de intentar demostrar todo el tiempo lo bien que tocaba, y entonces llegaría su momento. Ha sido al contrario. Durante 10 años, cinco discos de estudio y dos en directo, Muse ha ido convirtiéndose en el sinónimo del exceso: rock progresivo con toques electrónicos, solos titánicos y suites sinfónicas. Una banda que es capaz de titular una canción Exogenesis: Symphony, Pt. 2 (Cross-Pollination) solo puede ser amada u odiada.

Pero Muse es el único grupo de rock de su generación capaz de llenar el Vicente Calderón, o por lo menos de arriesgarse a intentarlo con el concierto espectáculo que presentarán en Madrid el miércoles.

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