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Reportaje:

Un goleador desconectado

Suárez, autor de 47 goles con el Ajax, no se asoció con Forlán

En un holandés aparentemente fluido, tras competir durante cuatro años en la Eredivisie, Luis Suárez, uno de los goleadores del curso con 47 goles en 46 partidos en el Ajax, daba su versión de un partido en el que estuvo desconectado de su compañero de ataque, Diego Forlán. "Francia es el típico equipo que, de media cancha hacia arriba, maneja bien la pelota", se justificó Suárez, de 23 años, tratando de explicar por qué su equipo se difuminó poco a poco en la segunda parte, recluyéndose en torno a su defensa.

Los jugadores uruguayos fueron desfilando tras el encuentro con sensaciones contradictorias. Contentos con un resultado que deja abiertas sus opciones. Y decepcionados por una actuación que, como dijo su entrenador, Óscar Tabárez, fue más bien pobre desde el punto de vista técnico. ¿Causas? El Maestro enumeró unas cuantas: la importancia del partido, los nervios del estreno, las extrañezas del balón Jabulani y el estado misterioso del césped. Sus jugadores no paraban de caerse. "La hierba estaba corta y suelta por debajo, por eso me caí mucho a pesar de cambiarme los tacos", confesó Nacho González, consciente de que se está jugando su futuro en partidos como éste.

El media punta, de 28 años, pertenece al Valencia, equipo en el que apenas ha jugado unos amistosos, cedido primero al Newcastle y, el curso pasado, al modestísimo Levadiakos griego. "Quería jugar y no me importó que fuera un equipo tan desconocido", explicó el enganche uruguayo. "Nacho González", le piropeó Suárez, "es el típico 10 uruguayo: maneja la pelota y los tiempos del partido". Al recordarle que había dos enganches en la cancha en tiempos en que esa posición está desapareciendo, González replicó con media sonrisa: "Es un honor que me comparen con Gourcuff, pero depende de nosotros, de lo bien que juguemos, para que los técnicos sigan confiando en esta posición".

"No estoy contento con el partido", zanjó Tabárez, cansado de que le recuerden una estadística que ya persigue al equipo como una maldición: Uruguay sólo ha ganado un partido, frente a Corea del Sur en 1990, de sus últimas 18 citas mundialistas. "Nosotros no pensamos en eso", cortó Forlán, con el colmillo afilado ante las preguntas de los reporteros. "Tuve dos ocasiones de gol, pero le pegué mal a la pelota", reconoció antes de negar que hubiese dicho que quería dejar el Atlético de Madrid. "Es que no me quiero ir del Atlético". ¿Cómo se sintió en su segunda experiencia mundialista [ya estuvo en Corea y Japón 2002]? "Más viejo", bromeó el uruguayo, exhausto tras haber acabado el encuentro defendiendo como un zaguero más, obligado tras la expulsión de Lodeiro. ¿Y los franceses? "Ha sido una pena. Esto es como si no hubiéramos jugado", dijo Raymond Domenech, su seleccionador, sobre el doble empate en la jornada inicial. "Hubiera preferido un mal 1-0 a este 0-0 casi bonito".

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