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Reportaje:

Repetición del partido

Arenas pide un nuevo debate de la comunidad tras acusar a Griñán de fraude

El discurso tenue de Javier Arenas el miércoles en respuesta al plan de ajuste de José Antonio Griñán fue sorprendente. Y no solo por lo inesperado, pues su equipo había inundado los medios de comunicación de pronósticos belicosos y ardor guerrero para el debate de la comunidad. También porque -después de apretar sobremanera su labor de oposición, aun a golpe de arengas fáciles para conectar con la indignación popular- la sensación que imperó entre sus propios seguidores es que dejó escapar la oportunidad de presentar una alternativa sólida y aparecer como virtual sustituto de Griñán.

Sobre el porqué de su conducta hay diferentes versiones: unos dicen que el amagar y no dar fue premeditado buscando el efecto sorpresa; otros, que improvisó un tono moderado tras escuchar los recortes y las medidas de austeridad de la maquinaria del Gobierno. El caso es que el PP andaluz no estaba ayer satisfecho con el resultado. Le supo a poco. De modo que Arenas aprovechó que la subida de impuestos que anunció el presidente de la Junta tenía una letra pequeña (más presión fiscal, tan solo enunciada en el debate) para pedir la repetición del partido.

Los populares no participaron en la votación de las propuestas del PSOE

Los populares montaron un gran revuelo. La portavoz, Esperanza Oña, acusó a Griñán en una conferencia de prensa de ocultar los "ataques" hacia las capas más débiles, de "fraude" y de propiciar un "escándalo" sin precedente. Hasta el punto de pedir que se convoque otro debate de la comunidad para discutir sobre las propuestas reales. Cuando le tocó subir a la tribuna de oradores para defender las propuestas de resolución de su grupo, ni las nombró. "Se ha hecho el mayor descalabro de la protección social de la democracia", proclamó, con la consiguiente vocinglería de la bancada socialista.

Sucesivas comunicaciones del Gobierno andaluz y del PSOE trataron de transmitir que el documento -distribuido a los medios- al que se enganchó el PP era un borrador equivocado y que, además, la oposición lo había exagerado, deformado y retorcido. Pero los populares consiguieron componer la imagen batalladora que Javier Arenas había esquivado en la víspera y la Cámara autonómica tuvo la porción de controversia y sobresalto que le faltó el día anterior. El gesto con el que simbolizaron su inflamación fue negarse a votar las propuestas de resolución de los socialistas: ni apretar el botón del sí, ni el del no, ni el de la abstención. Brazos cruzados en señal de que el PSOE había roto las reglas del juego y no iban a participar.

Aunque el líder del PP evitó las declaraciones en el Parlamento, luego, a través de las agencias de noticias, dijo que su adversario había perpetrado un "engaño descomunal", le comparó con el personaje del sheriff de Nottingham de la leyenda de Robin Hood (que maltrataba a los pobres) y calificó el episodio de "gravedad inusitada". Como la repetición del debate de la comunidad es bastante remota, Arenas opinó que el PSOE debería facilitar la celebración de un pleno extraordinario para informar de las medidas impositivas que no mencionó Griñán durante su discurso y que, por tanto, no fueron debatidas.

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Respecto a las razones que condujeron al líder del PP a mantener un duelo de guante blanco con Griñán, fuentes de su círculo explicaron que todo estaba previsto. Según esta tesis, los anuncios machacones por parte del secretario general, Antonio Sanz, de un debate duro perseguían en realidad despistar a su oponente para que se perdiera. También argumentaron que, con el viento a favor, a Javier Arenas le convenía un perfil constructivo y responsable, lo que le llevó a no agotar siquiera los tiempos de sus turnos. La otra versión, también de dirigentes cercanos al popular, es que decidió bajar el tono sobre la marcha porque el alcance de las medidas ya le pareció suficiente.

Lo que nadie supo explicar es el efecto fallido de tal estrategia, que no gustó en el PP, y que el propio Arenas trató de enmendar ayer con el alboroto sobre las medidas fiscales "ocultas".

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