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Un río copado por las centrales

Los vertidos de aguas residuales e industriales son la causa fundamental de la contaminación del Sil. Pero también lo es, según señalan las asociaciones ecologistas, la acción devastadora de las centrales que lo copan desde su nacimiento hasta la cola.

La Confederación Hidrográfica del Miño-Sil presentó en noviembre de 2008 un proyecto para acabar con las acciones que matan los ríos. El Ministerio de Medio Ambiente está obligado por la normativa comunitaria a tenerlos saneados en 2015.

Mientras el organismo de cuenca dependiente del Ministerio investiga los diversos focos contaminantes, autoriza también, basándose en la ausencia de impacto ambiental, la instalación de nuevas centrales hidroeléctricas que, como Iberdrola, centran en el cauce del Cañón do Sil, en plena Ribeira Sacra, la búsqueda de la energía que rentabiliza su negocio. Ello a costa de continuos vaciados del río. Los ecologistas sostienen que el Sil ya no es un río, sino "una sucesión de embalses". Y los escasos tramos en donde el agua fluye en libertad son "estercoleros contaminantes".

El secado del Sil a la altura del embalse de Santo Estevo provocó hace un mes una inundación de las termas ourensanas, principal foco turístico de la ciudad. El alcalde de Ourense, Francisco Rodríguez, ha exigido por ello a Iberdrola la reparación del daño causado. En el caso de las balsas de purines de Castro Caldelas, las denuncias podrían sentar un precedente.

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