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Un taxista británico mata a tiros a 12 personas durante tres horas de terror

La gente se refugió en tiendas, oficinas y 'pubs' hasta que el agresor se suicidó

Derrick Bird, alias Birdy, era un hombre solitario, pero tranquilo y bastante popular, hasta que ayer, poco después de las 10.30 (una hora más en la España peninsular), disparó con un fusil a un colega, taxista como él, y empezó una alocada carrera que le llevó a matar a 12 personas y herir a otras 25, tres de ellas con heridas críticas. La policía encontró su cuerpo tres horas después en un bosquecillo y no tiene dudas sobre su suicidio.

Todo empezó en Duke Street, una de las calles principales de la población portuaria de Whitehaven, en Cumbria, una tranquila región rural y antiguo centro minero en la costa oeste del norte de Inglaterra.

La policía ha afirmado que desconoce si la matanza fue un acto premeditado o Bird eligió a sus víctimas al azar. Los rumores entre la población señalan que Bird, que desde hace más de 20 años trabajaba como taxista en la zona, tuvo la víspera por la noche un altercado con otros compañeros, lo que hace pensar que su primera víctima no fue elegida al azar. Pero probablemente las demás, o muchas de ellas, solo tuvieron la desgracia de cruzarse en su camino. Un taxista citado por la BBC aseguró anoche que Bird le había informado días atrás de sus problemas fiscales y expresado su temor a terminar en la cárcel.

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Alan Hannah, de 68 años, pudo ver al agresor, según explicó al diario The Whitehaven News. Sus declaraciones han sido reproducidas por el diario The Guardian. "Cuando giraba, justo al pasar la comisaría, vi a todos aquellos agentes de policía corriendo y me di cuenta de que estaba pasando algo grave. Me aparté para no obstruir el paso. Luego vi un coche parado en el semáforo. Vi a un hombre con una larga escopeta y con el cristal de la ventanilla roto. Me salté el semáforo y me metí en Low-ther Street para salir de allí. Llegué a casa sano y salvo pero temblando".

Un joven explicó cómo se cruzó con el asesino sin saber lo que estaba ocurriendo, y cómo este le miró. Luego vio que portaba un rifle enorme. Birdy le volvió a mirar pero arrancó el coche y se fue. "Entonces vi que había una mujer sangrando tendida en el suelo. Aún vivía, pero estaba inconsciente y murió enseguida. Por qué no me disparó a mí, no lo sé", explicó a la BBC.

Durante tres horas, Derrick Bird viajó primero en un Citroën Picasso y luego en otro vehículo por varias poblaciones de la zona, en dirección al sur, desde Whitehaven hacia el hermoso distrito de los Grandes Lagos. Dejó un rastro de 30 escenarios de disparos con al menos dos armas distintas, ambas en poder ya de la policía.

Al final, acosado por decenas de coches policiales y seis helicópteros, decidió huir a pie. Hasta que optó por pegarse un tiro en un bosque cercano a la población de Boot, en los Grandes Lagos. La policía encontró su cuerpo a la 13.40 hora local.

Durante esas tres horas reinó la confusión en una zona de tranquilidad infinita, una de esas regiones en las que nunca pasa nada y los vecinos aún acostumbran a dejar las puertas sin cerrar, porque por no haber no hay ni ladrones. Pero ayer todo fue distinto.

Tras la primera muerte, la policía alertó a la población para que se encerraran en sus casas o permanecieran cobijados allí donde estuvieran, en tiendas, bares, fábricas u oficinas. Y, sobre todo, que no se enfrentaran al asesino si le veían, que se limitaran a avisar a las autoridades para informar de lo que habían visto u oído.

"La policía me llamó directamente para decirme que el pistolero venía hacia esta zona", ha explicado a la BBC Sean King, responsable del pub The Boot Inn, en Boot. "Enseguida vimos multitud de coches de policía yendo hacia el valle y también varios helicópteros", añadió. Y explicó la tensa espera en el interior del pub, lejos de las ventanas, siguiendo los acontecimientos por televisión con el sonido de fondo de los helicópteros y el temor a que el fugitivo acabara llegando allí. La noticia de su muerte fue recibida con alivio.

La confusión duró aún varias horas más. La policía no quiso dar cifras de víctimas hasta pasadas las cinco y media de la tarde, confundiendo incluso a David Cameron, que se estrenaba ayer en la tradicional sesión de preguntas al primer ministro, trasladada con nuevo horario a las tres de la tarde. Cameron explicó en los Comunes que en el tiroteo de Cumbria había habido "al menos cinco muertos".

Al final fueron 12 los muertos, más el temor de que alguno de los heridos pueda fallecer por la gravedad de sus heridas o que se pueda encontrar algún cadáver más en el campo. La matanza se asemeja en magnitud a las dos más grandes que ha vivido Reino Unido. En marzo de 1996, Thomas Hamilton, de 43 años de edad, asaltó una escuela en Dunblane (Escocia), matando a 16 niños de primaria y a un maestro e hiriendo a otros 13 niños y 3 maestros antes de quitarse la vida. En agosto de 1987, Michael Ryan, de 27 años, mató a 16 personas e hirió a otras 15 en Hungerford (Berkshire) vestido con ropas militares de camuflaje y armado con un rifle automático y una pistola.

Dos policías, junto al cuerpo de una de las víctimas de los tiroteos ocurridos ayer en Whiteheaven.
Dos policías, junto al cuerpo de una de las víctimas de los tiroteos ocurridos ayer en Whiteheaven.AP

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