Objetivo: Castilla-La Mancha
Cospedal y Barreda personifican el enfrentamiento de sus partidos en las autonómicas
"En Castilla-La Mancha, para el PP, se va a dar la madre de todas las batallas". Esta premonición del presidente de esa región, José María Barreda, no es un mero eslogan sino que responde a la realidad. La singularidad de estas elecciones y de sus candidatos se centra en la del PP, María Dolores de Cospedal (Madrid, 1965). Por primera vez en muchos años, los socialistas están preocupados por tener ante sí una adversaria con posibilidades de ganar. Su condición de número dos del PP le ha dado una notoriedad y un nivel de conocimiento muy alto. El presidente de esta comunidad, José María Barreda (Ciudad Real, 1953), trata de conservar la mayoría con el procedimiento habitual de los socialistas en esta región: pegarse al terreno. Barreda reivindica la cercanía con la gente de Castilla-La Mancha y la defensa de los intereses de sus paisanos con más intensidad que el PP. En esta línea, el agua va a ser un arma electoral básica de Barreda. Tratará de vender la imagen de la número dos del PP como una dirigente que cedió ante el presidente de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, de su partido, que presumió de que no habría una gota menos de agua para su región procedente de la comunidad castellano-manchega.
Cospedal está convencida de que las elecciones van más allá del agua. Cree que la crisis económica, una marca PSOE ya muy en declive y, sobre todo, la voluntad de cambio de los castellano-manchegos después de 30 años ininterrumpidos de Gobiernos socialistas, la convertirán en la segunda presidenta autonómica de la historia de España, después de Esperanza Aguirre, que la aupó en política como consejera de Transportes. El PP cree que la corriente anti-PSOE le favorece, aunque teme también que la sombra del caso Gürtel, si no logra resolverla antes de las elecciones, complique sus expectativas.
Frente a una Cospedal necesariamente vinculada a Mariano Rajoy, que la hizo secretaria general, aparece José María Barreda, "leal" con José Luis Rodríguez Zapatero, pero siempre dispuesto a poner la nota díscola o crítica frente al Gobierno central. En el PSOE se lo consentirán, lo principal es que gane las elecciones. Queda un año para saber si lo logra.
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