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Crítica:ESPECIAL FERIA DEL LIBRO DE MADRID | Narrativa
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La niña que quería ser naturalista

La evolución de Calpurnia Tate es una novela sencilla, transparente como el agua de un manantial, con un trasfondo de ciencia entretejida entre historias comunes. El destino de la protagonista está marcado por la naturaleza que la rodea y su inteligencia innata

La evolución de Calpurnia Tate no es un libro complicado, sobre el que se puedan escribir sesudas reflexiones, en las que se buscan, y finalmente identifican, complejas claves que el lector común, ese que busca sobre todo entretenerse y si es posible emocionarse en algún momento, no advierte. Todo lo contrario, es esta una novela

sencilla, transparente como el agua de un humilde manantial. Narra la historia de una niña, Calpurnia Virginia Tate, de 11 años, la única chica de los siete hijos de un algodonero de una pequeña localidad de Texas, en la que la supervivencia se basa en plantar algodón y pacanas o en criar ganado. Es la suya una familia pudiente, pero con los lujos de 1899, el año en el que transcurre la historia.

La evolución de Calpurnia Tate

Jacqueline Kelly

Traducción de Isabel Margelí

Roca. Barcelona, 2010

268 páginas. 18 euros

Más información
Primeras páginas de 'La evolución de Calpurnia Tate', de Jacqueline Kelly

El destino de una niña en una villa rural decimonónica en la América profunda era, por supuesto, "sus labores" y el matrimonio, pero no es esto lo que Virginia, Callie Vee, como la llama todo el mundo, desea. ¿Y qué es lo que deseaba? Esto es algo que va surgiendo según se va desarrollando la trama. No es una vocación innata, sino el fruto de la conjunción de dos factores: la naturaleza que la rodeaba y la inteligencia que tenía.

La naturaleza es la de una casa separada de un río por una parcela de dos hectáreas de hierba salvaje y caótica, en, al principio, un tórrido verano. La combinación perfecta para que aparezcan insectos por todas partes, en los que la perspicaz niña se fija. Tan despierta es que cuando sus hermanos se quejan de la escasez de gusanos para pescar y de lo difícil que resulta encontrarlos cavando la dura y seca tierra, ella piensa que si los gusanos salen siempre con la lluvia, no sería muy complicado hacerles creer que llovía. Así que decide verter agua en una zona dos veces al día. Y pronto aparecen los gusanos. Cuando desvela el "truco" a uno de sus hermanos, éste la recompensa con un cuaderno con cubiertas de piel: "Puedes usarlo", le dice, "para apuntar tus observaciones científicas. Eres toda una naturalista en ciernes". El problema es que ella no sabía qué era una naturalista, pero decide dedicar el resto del verano a la tarea. Y ahí aparece el otro personaje central de la novela, su abuelo, el patriarca fundador del negocio familiar, Walter Tate, que ha dejado todo en manos del padre de Callie y que lleva una vida aparte del resto de la familia, metido en su biblioteca y haciendo experimentos. Resulta que él sí es un experimentado naturalista.

Contar más cosas es algo que un crítico nunca debe hacer y no traicionaré yo esta elemental regla. Únicamente diré que buscando una explicación de por qué había más saltamontes de un tipo que de otro, Callie descubre el mecanismo que en 1859 había introducido Charles Darwin para explicar la evolución de las especies: la supervivencia de los más aptos. La luz que se enciende en la mente de Callie Vee cuando encuentra la explicación servirá a muchos lectores mejor que tratados más refinados y complejos sobre la teoría darwiniana. Y así la relación abuelo-nieta, prácticamente inexistente al principio, se va intensificando. El viejo va enseñando a la niña los rudimentos del método científico, y ésta los absorbe aunque, ay, se encuentra con que lo que su madre quiere es que aprenda otras cosas. Cocinar, hacer punto. Prepararse, en definitiva, para ser una buena esposa.

Como decía al principio: se trata de una novela sencilla, con un trasfondo de ciencia, esa cosa aparentemente compleja que aquí se absorbe casi sin darse cuenta, entretejida en historias más comunes. Una novela sencilla, sí, pero ¿no lo eran también muchas otras que leímos cuando no teníamos el corazón tan endurecido, cuando teníamos todo el mundo por descubrir? Y nunca olvidamos aquellas historias.

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