Malkovich se rinde a Jujol
El actor norteamericano intimó en Tarragona con el auditorio en un debate sobre la obra del arquitecto modernista del teatro Metropol
Tarragona ansiaba ayer ver de cerca a un actor famoso y se topó con el análisis más íntimo con que un extranjero haya expresado jamás su admiración sobre la obra del arquitecto Josep Maria Jujol. John Malkovich, actor estadounidense que visitó la ciudad para conmemorar el centenario del teatro Metropol, se destapó con revelaciones muy personales sobre la obra de su arquitecto predilecto, el mismo que construyó el teatro en el que Malkovich habló y actuó anoche por primera vez y que, según confesó, ha acabado por influir en cierto modo su forma de actuar.
"La obra de Jujol consiste en jugar con los elementos de la forma en que juegan los niños. Es lo que intento hacer sobre el escenario", relató Malkovich en una mesa redonda en el Metropol que comenzó con aires de marea juvenil a la caza de un rostro popular y concluyó con una remesa de cerca de 200 nuevos amantes del arquitecto: los que asistieron al acto, muchos de ellos adolescentes, y que salieron sorprendidos del encanto que puede suscitar ese edificio en el que apenas se habían fijado a la entrada, apenas dos horas antes.
"Me quedé parado ante la Casa Planells sin saber por qué. Desconcertado"
Malkovich admitió que quizá por la sencillez, tal vez por la extrema delicadeza, la obra de Jujol no ha logrado el eco de otros arquitectos menos brillantes. "Jujol necesita cariño pero acaba tocando el corazón de la gente", señaló sobre una capacidad sensitiva que se genera a partir de la desnudez, nunca de lo ostentoso. "Siempre crea cosas nuevas a través de los materiales más pobres. No es un trabajo de ricos, creado a partir de ricos y para ricos. Por eso es más intenso, se mueve y se agita, como si estuvieras a punto de caer al agua".
Esa primera caída la sufrió Malkovich en el cruce de la calle de Sicília con la avenida Diagonal, hace ya tantos años que no quiso acordarse, frente a un pequeño solar en el que Jujol alzó en 1924 un edificio poco conocido: la Casa Planells. "Me quedé parado frente a la casa sin saber por qué. La gente pasaba y me preguntaba si me encontraba bien. Supongo que sí, les respondía", confesó al auditorio sobre el día en que descubrió a Jujol. "Me quedé desconcertado", prosiguió con una intimidad que permitió descubrir en el rostro de Malkovich la proximidad de la que carecen los personajes inquietantes que suele interpretar. "También influyó que mi padre trabajaba en la protección de edificios históricos", añadió ya renunciando a cualquier distancia con el público, gesto tan distinto al que exhibió poco antes en la rueda de prensa.
Porque para Malkovich la fama supone una carga con alto potencial destructivo. "Puedes defenderte de ella, pero llega un momento en que dejas de ser una persona", reflexionó. "La obra de Jujol es tan íntima porque no interroga sobre la forma, sino sobre el espíritu humano. Lo mismo que debe hacer un actor", dijo en respuesta a quienes lamentaban el olvido sobre la obra del arquitecto.
"Jujol se dedicaba a cuestiones que excedían el camino de la arquitectura moderna. Creó su propio camino, una vía que exige afecto y proximidad, no buscaba la grandeza", según Malkovich. Por eso quedó tan atrás en la ola del modernismo y por eso ha quedado tan olvidado en las campañas publicitarias para reimpulsar la arquitectura de aquella época. "Jujol vivió a la sombra de Gaudí pero el hombre que hay detrás de la cortina suele ser el más interesante. Jujol, en efecto, nunca alcanzó fama mundial", completó. "Pero es mejor que sea así", zanjó antes de levantarse y partir en cuestión de segundos, burlando a los periodistas, otra vez, por la puerta de atrás.
Un genio sin archivo
"Mi padre se habría llevado una alegría porque fue bastante incomprendido y criticado". Josep Maria Jujol, hijo del arquitecto, salió ayer del Metropol con una satisfacción incompleta. Porque con el paso de los años aumenta el reconocimiento a la obra de su padre; pero también se mantiene estancado el proyecto para crear un archivo sobre los trabajos de Jujol en Tarragona, su ciudad natal. El fondo, que lleva casi 10 años negociándose, no arranca. "Se retrasa por misterios del Ayuntamiento", señaló a la salida del acto en el que quedó impresionado de Malkovich.
Pese a que fuentes municipales justifican el retraso por las aspiraciones económicas de la familia Jujol, este no habló sobre la polémica de los 230.000 euros que el Ayuntamiento ha pagado por la presencia del actor en el centenario. Miembros de la oposición devolvieron las invitaciones para asistir a la obra en señal de protesta.
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