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Reportaje:

Derribos para una nueva vida en Salt

El Ayuntamiento demolerá una de cada 10 viviendas del municipio para mejorar la convivencia - Los afectados serán realojados en pisos vacíos de la localidad

Rebeca Carranco

En la calle de Ramón Sambola, en Salt (Gironès), se ha formado corrillo. Cinco personas del municipio intercambian opiniones sobre el anuncio del Ayuntamiento de derribar 600 viviendas del centro para mejorar la calidad de vida. "Me parece bien, pero dudo que sean capaces de salir adelante", juzga María Costa, de 76 años. Su opinión resume la postura de los cinco, que acogen la propuesta con una especie de escepticismo positivo.

El Consistorio anunció ayer que cuenta con 40 millones de euros para derribar 300 viviendas en dos años, que invertirán la Generalitat y el Estado. Pero eso es sólo el principio. Su objetivo es demoler el 10% de los pisos del centro del pueblo (600 de los 6.000 que hay) en 12 años. En total, costará 200 millones, que deben alcanzar también para rehabilitar 1.200 edificios. El Ayuntamiento y los vecinos se harán cargo de una parte de los costes, aunque los últimos podrán solicitar subvenciones.

"¿Ahora, como está el país, van a ponerse a gastar dinero?", empieza Francesc Ropero, de 70 años, abriendo el debate en el corrillo. Costa duda más por la situación en Salt en sí, que por los tiempos que corren. "Esto tiene difícil solución" lamenta. A la conversación se suma María García, de 60 años, que aporta el argumento definitivo: "A mí me parece bien, siempre que no los realojen aquí". El resto le da la razón.

La intención del Consistorio no es construir más pisos, sino recolocar a los ciudadanos en las 1.500 viviendas vacías de Salt. "Buscaremos la manera menos traumática posible", indicó la alcaldesa, Iolanda Pineda (PSC). El Ayuntamiento no ha avanzado cuántas personas podrán verse afectadas por los derribos porque se demolerán primero los edificios que estén vacíos y en mal estado. Pineda espera tener una propuesta concreta a finales de verano.

María López, de 56 años, teme que a su piso lleguen parte de esos realojados. "Aquí hay un gueto, a ver cómo lo deshacen", se queja. Salt tiene casi el 43% de inmigración, pero en el centro el porcentaje alcanza el 80%, lo que ha originado graves problemas de convivencia. La mayoría, en las comunidades de vecinos, donde muchos no pagan. El 25% de los inmigrantes y el 13% de los autóctonos se encuentran en situación de desempleo. Dahou Bradi, marroquí de 33 años, confía en que la iniciativa contribuya a bajar esas tasas: "La zona está mal, si tratan de arreglarlo, será bueno para los españoles y para los inmigrantes".

La mitad de los 31.000 habitantes de Salt viven en los 1,5 kilómetros del centro que el Ayuntamiento quiere mejorar. Desde que Pineda llegó al poder en 2007 habla de "esponjarla". Ayer anunció que ya están en condiciones de hacerlo, derribando pisos y construyendo zonas verdes y equipamientos, arropada por los portavoces de los partidos con representación en el municipio.

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Todo fueron alabanzas al plan. Pineda se refirió a "un sueño hecho realidad". Pero su socio de gobierno, el republicano Joan Boada, recordó que no se pueden lanzar las campanas al vuelo todavía: "Esto no será la piedra filosofal que solucionará todos nuestros problemas. También tenemos el problema de la enseñanza".

El corrillo de la calle de Ramón Sabola llegó también al consenso de los cinco: ser positivos y confiar en el Ayuntamiento. "Yo quiero ser optimista, sino me tendría que ir ya", evidenció García. El resto, de nuevo, le dio la razón.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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