_
_
_
_
_

La CAM, entre la fusión con Bancaja y la absorción por Caja Madrid

La entidad de ahorro afronta una semana decisiva para su futuroLos datos de 2009 reflejan que las cajas valencianas sufren menor morosidad

El futuro de Caja Mediterráneo (CAM) se cocina a fuego rápido. La entidad, fruto de 28 uniones desde que en 1940 se aliaran las cajas de ahorros y monte de piedad de Alicante, Elche, Jumilla, Yecla, Cartagena y Murcia, lleva desde el lunes trabajando a contrarreloj para cerrar una alianza y responder a la voluntad del Banco de España de acelerar las fusiones. Un sprint que provoca una sensación de presión que en el consejo de administración disgusta y que preocupa a nivel empresarial. El fracaso a última hora del pasado lunes de las negociaciones con Cajamurcia evidenció las prisas y ha reducido las opciones básicamente a dos: la integración con Caja Madrid, vía SIP o absorción, o la unión con Bancaja. Pese a ello, algunas fuentes no descartan que la CAM pueda buscar socios en una o varias cajas de mediano tamaño.

Más información
La bipolaridad financiera como telón de fondo

La encrucijada llega, además, mientras a nivel nacional muchas de las fusiones que cuajan son de ámbito autonómico, a pesar de que el emisor apuesta por uniones interregionales. En la Comunidad Valenciana, Bancaja y la CAM volvieron la semana pasada a sentarse en busca del entendimiento, pese a las dificultades.

Dos fracasos les preceden, durante los gobiernos del socialista Joan Lerma y del popular de Eduardo Zaplana. Y aunque la situación es diametralmente distinta, la oposición alicantina se mantiene especialmente a nivel político. Entre los empresarios hay fisuras, ya que tras ver fracasar la negociación con Cajamurcia (la opción favorita en Alicante), temen el perjuicio de la absorción por Caja Madrid. El viernes la CAM tiene una asamblea general ordinaria. Todas las fuentes apuntan a un anuncio de fusión antes. El 30 de junio es la fecha límite para aprovechar las ayudas a la reestructuración, y el Banco de España quiere fusiones antes.Caja Mediterráneo (CAM) ha vivido una semana de incómodo protagonismo a raíz de la abrupta ruptura de la negociación con Cajamurcia. La entidad que preside Carlos Egea acabó pidiendo demasiado, una presidencia ejecutiva para cinco años prorrogables, a pesar de que el presidente Camps había aceptado que la sede social de la nueva entidad se ubicara en Murcia. Otras fuentes apuntan a que el presidente de la CAM, Modesto Crespo, pretendía compartir en parte esa responsabilidad con Egea.

Y el pacto se rompió cuando ya el consejo de administración de la CAM estaba convocado para bendecir la operación al día siguiente. Horas después, se atribuía a Rodrigo Rato, presidente de Caja Madrid, un despectivo comentario hacia la posibilidad de un acercamiento a la CAM ante la asamblea general ordinaria de la caja madrileña, la segunda de España por volumen de activos. La Generalitat invitó de inmediato a la CAM y Bancaja a explorar de nuevo una aventura conjunta que pese a los contactos el propio José Luis Olivas, presidente de la caja de Valencia, rebajaba de tono el jueves.

Las sensaciones tienen mucho peso en el mercado financiero y la CAM resultaba aparentemente debilitada por ese cúmulo de circunstancias. Pero una atenta lectura de las comunicaciones de la CAM, Bancaja y Caja Madrid a la Comisión Nacional del Mercado de Valores revela que la posición de la caja alicantina es tan sólida como las de sus supuestos novios.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

A finales de 2009, el índice de morosidad de la CAM era el más bajo de las tres cajas. Bancaja se mantenía por debajo de la media del sector, pero Caja Madrid la rebasaba en cinco décimas. El ratio de cobertura, el porcentaje de dotaciones obligatorias apartadas para cubrir posibles fallidos en los créditos concedidos, también era notablemente más elevado en el caso de la CAM. Y Caja Madrid arrojaba los peores porcentajes. En el caso del coeficiente de solvencia, es similar en las tres cajas. Lo mismo que el core capital, porcentaje de fondos de los que puede disponer de inmediato una entidad en relación al total de deudas a las que podría verse abocado a afrontar en una situación extrema.

Resulta llamativo que el margen de intereses de la CAM, el resultado del negocio más puramente bancario, los ingresos obtenidos a partir de los intereses de los préstamos a clientes, creciera un 33% a lo largo de un ejercicio en el que los tipos de interés bajaron gradualmente hasta los mínimos actuales. Sólo Bancaja sufrió un recorte en los ingresos obtenidos como margen de intereses. Y todo apunta a nuevas caídas de ese margen en todas las entidades financieras en el presente ejercicio.

Los beneficios a final del ejercicio cayeron en los tres casos. Caja Madrid y Bancaja los recortaron a tres cuartas partes. La CAM, casi a la mitad. Las tres esgrimieron los fondos dedicados a dotaciones para explicar la caída. Caja Madrid, de hecho, declaró unos beneficios inferiores a los de Bancaja en el primer trimestre de 2010 porque sigue acumulando fondos ante la previsión de posibles impagos.

En estas circunstancias, cobra cuerpo de nuevo la posibilidad de un acercamiento entre Bancaja y la CAM. Los órganos de gobierno y, en último término, las asambleas generales de ambas entidades tienen la última palabra. Pero empresarios, patronales y grupos de presión invitan a la negociación entre las dos cajas. Lo mismo que el Consell, tras meses reclamando sin éxito el acercamiento.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_