"Estoy tranquilo. Soy inocente"
Unas 200 personas homenajean al juez en un acto con sabor a despedida
"No se afrontan las situaciones complejas con optimismo, sino con tranquilidad, con la tranquilidad que da saber que soy inocente de lo que se me acusa. Como hombre respetuoso con la ley sólo me queda asumir la decisión de mañana [por hoy] ejerciendo mi defensa para que quede absolutamente claro cuál es la situación". Así se despidió el juez Baltasar Garzón, ante las preguntas de los periodistas, del acto de ayer por la noche en la Casa de América de Madrid, probablemente su última intervención como juez en activo si finalmente el Consejo General del Poder Judicial lo suspende hoy de sus funciones.
Garzón acudía a un diálogo con el juez argentino Daniel Rafecas sobre las víctimas judías de la dictadura militar de ese país, organizada por la Casa Sefarad, y su colega le dedicó entera la primera intervención. "Esta fecha, este día, fue previsto hace mucho. Pero el destino quiso que fuera en un día muy difícil para el juez. Argentina, en este momento, está con usted", le dijo.
Rafecas habló de la situación en España relacionándola con Argentina. "Allí se escuchaban las mismas cosas que aquí: ¿Por qué se van a reabrir las heridas? Hay que olvidarse. Están todos muertos". Defendió la necesaria batalle legal y judicial contra la impunidad y añadió que la grieta para juzgar la dictadura argentina la abrió "un juez muy valiente que actuó cuando nadie actuaba y que se llama Baltasar Garzón".
"No sigas por ahí, que me voy a emocionar", respondió el magistrado español, que había sido recibido en pie y con una larga ovación en la sala. "Es un momento delicado, pero la vida tiene muchos momentos delicados".
Entre las víctimas del franquismo había ambiente de prefuneral. "Es el último acompañamiento que le podemos hacer al juez en activo y aquí estamos", dijo Fausto Canales, hijo de un fusilado. "Lo que está pasando es una vendetta, algo anómalo, aberrante. Mañana [por hoy] iremos a manifestarnos. Pero ya sera tarde. Ya habrán conseguido echarlo". Lo recibieron con caretas con el rostro del magistrado que acabaron quitándose para no perjudicarle, a petición de los organizadores.
"El olvido pertenece sólo a aquellos que quieren olvidar. Cuando se quiere imponer, produce unas condiciones desastrosas", dijo el juez que ha pasado los últimos 22 años, dos meses y 27 días en la Audiencia Nacional y que bajará hoy previsiblemente por última vez sus escalones.
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