La paradoja del nuevo Ford
No. A pesar de que el petróleo seguía contaminando el Golfo de México, el de ayer no fue del todo un mal día. No ya por el blindaje del euro y porque los malditos mercados concedieran una tregua en sus ataques especulativos. No, el asunto es que, en medio de tanta desolación financiera y ecológica, la jornada de ayer trajo una bocanada de aire fresco para el planeta y para la economía real con el anuncio de que la planta de Almussafes será la primera fábrica de Ford del mundo en producir un coche híbrido que pueda enchufarse a la red eléctrica para recargarse. Porque a diferencia del Prius de Toyota, o de los híbridos que fabrica actualmente Ford en Estados Unidos, el nuevo C-Max que saldrá en 2013 de la factoría de Almussafes no se limitará a la recarga de baterías por el rodamiento, sino que podrá conectarse a puntos de recarga.
Cualquiera que se fije en los Prius, que tanto éxito están teniendo entre los taxistas, habrá observado el silencio con el que se desplazan. Y es que los nuevos vehículos no sólo reducen la contaminación atmosférica y las emisiones de CO2, sino que también suponen un gran avance contra el infernal rugido de los motores en nuestras ciudades. Sin embargo, la conducción eléctrica de estos automóviles es aún limitada en cuanto a autonomía y velocidad. Unos límites que se van a intentar superar con los nuevos híbridos recargables en la red. Sin embargo, esto supondrá disponer de postes de recarga. Algo que salvo en instalaciones particulares todavía no existe en Valencia, a excepción del nuevo aparcamiento de la plaza de Cánovas, que sí que dispone de este servicio.
El ministro de Industria, Miguel Sebastián, estuvo ayer en Valencia en la presentación del nuevo Ford. Su departamento, que ha puesto mucho empeño en el impulso del coche eléctrico por lo que supone de reactivación económica y de lucha contra cambio climático, lanzó el pasado año un plan denominado Movele que entre otras cosas prevé la instalación de puntos de recarga para coches verdes. A través del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE), el Gobierno se dirigió a los ayuntamientos de 11 ciudades españolas de más 300.000 habitantes para invitarles a sumarse al plan cofinanciando las estaciones de recarga. Sin embargo, no se sabe si por falta de sensibilidad o por pura desidia administrativa, sólo respondieron los ayuntamientos de Madrid, Barcelona y Sevilla, por lo que la ciudad de Valencia, en principio, quedó excluida del plan. La inversión prevista es de 2,5 millones de euros y permitirá instalar 208 estaciones de recarga en Madrid, 191 en Barcelona y 75 en Sevilla.
Así que alguien tendrá que ponerse las pilas en el Ayuntamiento que preside Rita Barberá para que no se dé la paradoja de que el primer Ford híbrido que salga de Almussafes cuando llegue a Valencia tenga que pasarse al motor de petróleo por no tener dónde recargarse. Y que no vengan con la excusa de que Zapatero no nos quiere.
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