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Papá Lobezno, mamá Bob Esponja

El Salón del Cómic cierra con 100.000 asistentes

Tras 28 ediciones del Salón del Cómic de Barcelona hablar de éxito quizá no sea una novedad, pero sí sirve para constatar que el sector del tebeo vende y que se va aposentando en nuevos rincones de mercado, y también el producto español. En total, la feria, que cerró ayer sus puertas, ha reunido, según la organización, 100.000 visitantes, público de todo tipo.

Sí que hay jóvenes con gafas de pasta que merodean en grupo para conseguir firmas de autores o algún gadget imprescindible, como un casco de soldado imperial de La Guerra de las Galaxias (se celebra el 30 aniversario de El Imperio Contraataca). Pero también el público denominado familiar ha inundado el salón 8 de la Fira de Barcelona. Además, la soleada mañana de ayer domingo acompañó a papás, mamás y niños que no acababan de entender por qué su padre se había agenciado una Arale de más de 60 centímetros de alto; niños que no entendían que su progenitor masculino llevara una camiseta de Lobezno y su madre paseara alegremente con un Bob Esponja de palmo en el pecho. Tampoco entendían el afán por hacerse fotos con los dobles de Batman y Robin.

Pero estos niños crecen y se agrupan en comandos de adolescentes que son los que han preguntado en cada puesto de las editoriales (Glénat, Norma, etcétera) el precio de cualquier novedad. Entre tres o cuatro juntaban el dinero para conseguir el preciado cómic. Las tendencias cambian. El superhéroe quizás ha quedado trasnochado. A juzgar por las colas para las firmas de los autores, lo que más triunfa ahora son los relatos de fantasía, con cierto toque gótico-vampírico incluso. Lo pueden atestiguar Victoria Francés, autora de Unforgotten, y Ana Miralles, responsable de In Requiem.

Los aficionados clásicos, por decirlo de alguna manera, abordaban espacios como el de Alca Comics, donde los tomos de superhéroes (como el Capitán América, Vengadores, Spiderman) se vendían con ritmo pausado y continuado a 10 euros. El domingo no fue día para el cosplay -el arte de caracterizarse como un personaje de manga-, más bien había pocos disfraces y espadas gigantes de cartón. No se ha visto a Naruto ni a Son Goku. En cambio, por la tarde, actuaron otro tipo de héroes, los gigantes del pop Sidonie.

La presencia de la música, la asistencia de grandes del género como Tardi, Moebius y Liberatore y el éxito del cómic español figuran entre las cosas de las que más satisfecha se muestra la organización.

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