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Más de 10.000 personas celebran el Día de la Ópera visitando el Liceu

La institución organiza una jornada de puertas abiertas con motivo del evento

Àngels Piñol

Una pianista vestida con traje de gala, toda de negro, interpretaba en la sala de los Espejos a Granados mientras cientos de ciudadanos hacían una cola ordenada y fluida para acceder al Círculo, que ayer, como toda la institución, vivió una jornada de puertas abiertas para celebrar el Día Internacional de la Ópera. Miles de personas, muchos turistas, con la cámara digital en las manos, disfrutaron de un inesperado regalo de música y bel canto.

Según fuentes del Liceu, pasaron más de 10.000 ciudadanos por el teatro, que abrió la platea, el foyer y el Círculo, extendiendo la ópera más allá porque hasta hubo recitales en la estación del metro. "El arte no tiene patria", se lee en uno de los grabados del sala de los Espejos. Será verdad como también lo es que son muy pocas las personas que pueden deleitarse con la docena de Ramon Casas que decoran la deliciosa sala de la Rotonda. No es extraño que no dejara de desfilar gente por el Cercle. Fue fundado en 1847 y fue una de las primeras veces que el selecto club abrió gratis. Además de la Rotonda, se pudo visitar la del Escritorio pero no la de la Chimenea porque se estimó que tanto por el valor de sus obras como por su función, debía mantenerse cerrada, explicó uno de los empleados.

"Llevamos ya tres conciertos y no veas como cantan". Una joven veinteañera cogió en un receso el móvil para explicar que llegaría tarde a comer porque costaba irse de la sala de los Espejos. Los estudiantes del conservatorio formaron corros a su alrededor y arrancaron cálidos aplausos ya fuera tocando en el piano de cola sonatas de Mendelson y Brahms o cantando arias de La Flauta Mágica y de La Cenicienta. En el foyer, se pudieron ver las proyecciones de las óperas L'Elixir d'amore, de Donizetti, y Tosca, de Puccini, en versiones representadas en el Liceo. Y en la platea, no había músicos en el foso de la orquesta, pero no importó porque de los altavoces no cesó de sonar música desde el celebre Dueto de las Flores, de Lakmé, de Delibes o el aria O mio babbino caro, de Gianni Schicchi, de Puccini. La ópera demostró estar en plena forma porque la gente se sentaba feliz mirando hacia el escenario y el techo, alargando una cámara y diciendo: "¿Me haces una foto?".

Una pianista y una violinista actúan en la sala de los Espejos del Liceu en la jornada de puertas abiertas del Día de la Ópera.
Una pianista y una violinista actúan en la sala de los Espejos del Liceu en la jornada de puertas abiertas del Día de la Ópera.MASSIMILIANO MINOCRI
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