"El Algarrobico le ha hecho mucho daño a Cabo de Gata y a Almería"

José Juan Díaz Trillo (Huelva, 1958) es uno de los últimos fichajes de José Antonio Griñán. Al frente de la Consejería de Medio Ambiente, este licenciado en Filología Hispánica tendrá que pilotar la redacción de la nueva ley de espacios protegidos. Pero también bregará con la asunción de competencias y fondos que se derivan de la ley de Aguas, el enquistado hotel El Algarrobico o los fosfoyesos de Huelva.

Pregunta. ¿Cuándo tendrá Andalucía una nueva ley de parques naturales?

Respuesta. Esperamos que el año que viene podamos concretarla y que llegue al Parlamento. En este año hemos hecho un trabajo importante que se ha culminado con el seminario internacional. Este mes tendremos un documento cerrado que nos va a permitir empezar a trabajar en el borrador de la ley y en las normas que lo acompañan. Queremos que vuelva a haber participación en la redacción final de la ley.

"En Beturia se tienen que combinar la protección y el progreso"

"Al cesar los vertidos de fosfoyesos la calidad del suelo será buena"

P. ¿Qué cambiará en la gestión de estos espacios?

R. Durante 20 años hemos tenido protegido prácticamente un 30% del territorio de la comunidad con distintas figuras gracias a la ley del año 89. Se ha comprendido que los espacios naturales eran un territorio adelantado a la economía sostenible. Queremos que en la nueva etapa se desmienta que los espacios naturales crean en su entorno una especie de antipatía social. Lo que hacen es contagiar de sostenibilidad esos entornos.

P. ¿Por qué en la protección de la comarca de Beturia se han despertado reticencias?

R. Toda política tiene que ir acompañada del consenso, el diálogo y hasta de la pedagogía. El caso de Beturia quizás se ha escenificado mucho. También ha pasado en otros espacios como Alcornocales y en algunos parajes en los que seguramente hemos tenido algún déficit de comunicación o de falta de información. Creo que la información y la participación son el canal adecuado para que se entienda lo que se quiere hacer. Beturia es ya un lugar de interés comunitario muy importante. Y, desde luego, en la conservación y protección de ese territorio van a tener los ciudadanos una garantía de futuro. La idea de la consejería, sin aminorar ninguna aspiración que entendamos que es buena para el territorio, es que se va a contar con los agentes del territorio para conseguir la figura que se estime oportuna.

P. ¿La Junta se decanta por alguna figura en concreto?

R. Se había hablado de parque natural. Puede ser, no hay que descartar nada. Pero, de momento, hay que empezar de abajo arriba y en ese recorrido veremos la figura. Desde luego, en Beturia se tiene que combinar la protección y el progreso de una comarca que no es especialmente boyante económicamente.

P. Su antecesora, Cinta Castillo, creía que El Algarrobico no daña medioambientalmente a Cabo de Gata. ¿Qué opina usted?

R. El Algarrobico, para un entorno como es Cabo de Gata, es una anomalía. El Gobierno andaluz ha manifestado su voluntad clarísima de que el entorno natural no pierda nada en su ecosistema y no sea agredido. Es cierto que El Algarrobico está sometido a muchísimos pleitos y tendremos que hacer lo que la Justicia decida. El deseo expresado por el Gobierno andaluz es que el espacio estuviera como estaba antes. Dicho esto, la obligación de los gobernantes no es centrarse en una especie de melancolía de lo que pudo haber sido y no fue. Estamos pendientes de que los tribunales decidan. No van a decidir en el corto plazo. Pero nuestro empeño va a ser seguir protegiendo y seguir fomentando el conocimiento de Cabo de Gata. Seguir difundiendo la imagen que se vincula a Cabo de Gata como espacio singular de unas bondades semejantes a las de Doñana. Y mi empeño será proteger, conservar y difundir. Creo que El Algarrobico por añadidura le ha hecho mucho daño a Cabo de Gata y le puede estar haciendo daño a Almería.

P. Respecto a los fosfoyesos, hay quien critica que la regeneración se base en tapar las balsas.

R. La aportación de los científicos que estuvieron en Huelva, contrastadas con experiencias internacionales, nos dice que se coge el camino adecuado. Se busca que sea un gran bosque. Además, tenemos todas las garantías de que, una vez paralizados los vertidos, la recuperación de la calidad del suelo podrá ser buena o muy buena. Cuando se pare la actividad, habrá unas condiciones todavía más claras de que ese lixiviado definitivamente desaparezca y no haya contaminación.

P. ¿No teme que ahora con la excusa del impacto en el empleo se puedan rebajar los niveles de protección medioambiental?

R. La protección del medio ambiente es un trabajo que no tiene los tiempos humanos. Los bienes y servicios de la naturaleza son prestados y tenemos que legarlos a las futuras generaciones en las mismas condiciones o mejores.

P. Por ejemplo, en el caso de mina Las Cruces, ¿qué administración se atrevería a frenar a esta empresa que tiene previsto generar tanto empleo?

R. Quienes protegemos y conservamos el medio ambiente tenemos que ser sensibles también a las actividades que puedan generar riqueza a un territorio. Manteniendo toda la vigilancia, lo que sea posible se puede hacer y lo que no sea posible no.

P. En el caso de los parques naturales, los ecologistas critican que la agilización de trámites puede suponer menos protección.

R. A los ecologistas hay que pedirles también una dosis de responsabilidad horizontal. Son un movimiento vertical. Si miramos el medio ambiente desde su punto de vista exclusivamente estamos eludiendo otra parte que es muy importante, que es la sociedad que vive en esos entornos. Con el decreto de agilización respondemos a una directiva europea de servicios que tenemos que cumplir.