Hallado un cadáver con un ancla al cuello en aguas de Málaga

Un barco arrastrero que faenaba en aguas de Benalmádena (Málaga) abrió ayer un nuevo capítulo de la crónica negra de la Costa del Sol: el crimen del hombre con el ancla al cuello. El pescador que manejaba la embarcación desplegó sus redes de mañana y, peinando los fondos marinos, encontró un cadáver que otras personas se habían empleado en ocultar a conciencia. El cuerpo, de un hombre robusto, estaba embalado en plástico blanco y le faltaban las manos y los pies. No tenía ropa, ni objetos personales. En la cara, una bolsa de plástico, y en el cuello, una cadena gruesa y un ancla.

Al descubrirlo avisó a la Guardia Civil, que lo trasladó hasta la Capitanía Marítima del puerto de Benalmádena. A mediodía, el médico forense y un amplio equipo de la Policía Judicial examinaban y fotografiaron sus restos.

La forma en la que fue hallado, embalado, desnudo, y con un peso en el cuello, hace pensar que los autores de la muerte sabían cómo esconderlo el máximo tiempo posible y dificultar su posible identificación posterior. Sus restos fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal para practicarle la autopsia. Los forenses tenían previsto realizarle un estudio radiológico para ver si recibió disparos o si tiene alguna prótesis o placa que ayude a identificarle. Mientras tanto, la Guardia Civil coteja en las bases de datos de desaparecidos para ver si sus características encajan con alguno de ellos.

Esta muerte amplía la lista de crímenes que la policía y la Guardia Civil investigan en la Costa del Sol durante el último mes.