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AL CIERRE
Columna
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Reliquias y fetiches

En una sala del Palau de la Música hay un relicario con unos cabellos que se supone que fueron del rey Jaume I. Se está investigando. Se están haciendo pruebas de ADN para confirmar que, en efecto, esos cabellos fueron los del belicoso rey medieval.

En un hotel de Las Vegas se subastará el próximo día 26 de junio un lote de objetos que pertenecieron a Marilyn Monroe. En ese lote destaca una radiografía de su tórax, tomada cuando aún estaba casada con Joe DiMaggio, y además el frasco de Chanel nº 5 que tenía en su tocador cuando murió. Aunque supongo que el perfume se habrá evaporado completamente sin dejar detrás ni la mínima traza del aroma que contuvo, está claro que tanto el frasco de cristal como, sobre todo, la radiografía, que es algo más íntimo que los mismos pelos del rey, son reliquias con un poder de evocación necrofílico y morboso de primera magnitud, asideros para la fantasía del fetichista más morboso.

Tenemos los pelos del exitoso rey, y no sólo eso, sino que volaremos a Las Vegas para pujar por la radiografía y el frasquito de la actriz, pero ¿y qué? ¿Qué milagros pueden hacer estos fetiches?

En esta mañana lluviosa, como antídoto a la sensación de abatimiento canino que emana de estas noticias, sólo se me ocurre una anécdota de Tony Duran, un fotógrafo de modas, bastante amanerado, por cierto. Un día, al principio de su carrera, estaba trabajando en casa de la famosa cantante Jennifer López cuando ella le preguntó: "Tony, me dijiste que quieres comprarte una casa, ¿verdad?". Duran le dijo que sí, en efecto, le gustaría. "Vale, pues vamos a comprarte una casa". J-Lo, como la llaman, se desnudó de cintura para arriba y le concedió dos o tres minutos para que la fotografiase de espaldas vestida sólo con un slip de color rosa. "Visto que todos hablaban de su culo sin parar, y que en todo el mundo sólo hay dos o tres fotos de su culo tomadas desde atrás, pude vender esa foto repetidamente y en efecto, me ayudó a comprarme una casa".

Imagino al fotógrafo pasando de una habitación a otra y pensando, no sin extrañeza, que debe su flamante hogar a ese atributo físico de la discutible cantante J-Lo, el cual en esos mismos momentos se desplaza por lejanas latitudes quizá condescendiendo a otros milagros y obras de misericordia.

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