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Reportaje:Un año de Gobierno socialista

Dos visiones contrapuestas sobre el cambio en Euskadi

Pastor: "Este Gobierno es el más sólido de la década" - Ortuzar: "Es un Ejecutivo débil y necesita mucho del PP"

El Gobierno socialista cumple estos días su primer año de gestión intentando avanzar en la resolución de tres grandes asuntos: el paro y la crisis, el terrorismo y el fin de ETA y el modelo autonómico y de participación de Euskadi en el Estado.

Pregunta. ¿Cuáles han sido los aciertos y errores de este primer año de Gobierno?

Andoni Ortuzar. Desde la oposición es difícil ver aciertos. El acierto es que el PSE se salió con la suya al llegar a Ajuria Enea, pese a no haber ganado las elecciones. Y tener un pacto de hierro con el PP que le ha permitido cierta holgura parlamentaria, pero es un Gobierno que nace débil, porque nace...

P. De un "pecado original", como usted decía hace unos meses.

"Hemos demostrado una capacidad de oposición que ha combinado la dureza y la mano tendida al acuerdo"
"La ciudadanía ha vivido el cambio sin angustia, pero eso no quiere decir que lo acepte"
"Hay un proceso de recentralización que afecta no sólo al encaje de Euskadi, sino también al modelo de Estado"
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A. O. Sí. Su pecado original es nacer de una unión antinatural en una situación no extraordinaria. Es un Ejecutivo débil, porque es monocolor, pero necesita mucho del Partido Popular.

P. ¿Después de un año el PNV ya ha digerido por completo la perdida del poder?

A. O. Nos costó, pero más que digerir la pérdida del poder es cómo salimos del Gobierno. Lo hemos digerido y hemos demostrado una capacidad de oposición que ha combinado la dureza y la mano tendida al acuerdo.

José Antonio Pastor. Evidentemente, la valoración es distinta desde el partido que sustenta al Gobierno. Ha sido un primer año de legislatura francamente positivo. Nunca hemos negado que las elecciones las ganó el PNV en votos y en escaños, pero hubo un amago al principio, que afortunadamente ha desaparecido del lenguaje político, de discutir incluso la legitimidad del Gobierno. El hecho es que este Gobierno es probablemente el más sólido que ha habido en Euskadi en esta última década. Es verdad que este acuerdo entre el PP y el PSE es inédito y que no podría extrapolarse a otra comunidad autónoma, donde las relaciones entre los dos partidos son las que son.

P. ¿Fue antinatural el pacto?

J. A. P. No, no fue antinatural. Fue fruto de determinadas circunstancias que, por desgracia, concurrieron en el país, no sólo por la violencia terrorista. Había también una preocupación de una parte importante de la sociedad vasca por la deriva de los anteriores gobiernos hacía posiciones soberanistas, que entendíamos fracturaba a la sociedad civil. Y eso facilitó el acuerdo, que, por otra parte, se ha trasladado con muchísima normalidad a la sociedad vasca.

P. ¿Se ha recuperado la imagen del Gobierno y del lehendakari tras las encuestas negativas, como el Euskobarómetro?

J. A. P. Sí, y hay que tener en cuenta que este es un Gobierno inédito en la historia de Euskadi, tras 30 años de gobiernos ininterrumpidos bajo la dirección del PNV. Por tanto, supone también un cierto revulsivo social que tiene que ir calando poco a poco, y estoy convencido de que lo está haciendo, precisamente por esa naturalidad con que la ciudadanía ha entendido el relevo de Gobierno sin ningún dramatismo. En estas circunstancias el tiempo corre a favor del Gobierno, siempre que lo haga bien, como creo que lo estamos haciendo.

A. O. Hay un antes y un después del Euskobarómetro. Es un mazazo para el Gobierno y para el lehendakari, y les hace daño. Desde entonces tenemos a un lehendakari Guadiana, que aparece y desaparece de la política vasca. Eso hace que sea un Ejecutivo en el que hay figuras excesivamente emergentes que hacen su papel, como Rodolfo Ares, al que la sociedad percibe como el auténtico lehendakari. Es cierto que la ciudadanía ha vivido esto sin angustia, pero eso no quiere decir que lo acepte. Aceptando que de los últimos gobiernos se pudiera derivar una especie de división social, creo que este Gobierno corre el riesgo, por el socio que lo sustenta, de hacer una fractura aún mayor. El PP os va a querer arrastrar hacía una trinchera identitaria, hacia una pequeña revancha con el pasado de estos 10 años. Lo estamos viendo en bastantes cosas.

J. A. P. Hay que reconocer que el PP vasco actual, afortunadamente, es muy distinto al de María San Gil y está haciendo una política bastante inteligente. Mantiene todavía determinados postulados que pueden incidir demasiado en ciertos aspectos identitarios que nosotros no compartimos, pero este es un Ejecutivo monocolor del PSE.

P. ¿Cuáles son desde ahora los grandes desafíos del Gobierno?

J. A. P. Pienso que tres: el sempiterno desafío de Euskadi, que es terminar con ETA y la violencia, y en eso sí que no hay distingos por parte de ningún partido democrático; salir de la recesión y conseguir crear empleo otra vez, y, tercero, completar el desarrollo del autogobierno. Son los tres grandes desafíos de este Gobierno, y diría de este país, para el resto de legislatura.

A. O. Comparto los tres ámbitos. El primero, lógicamente, es el de la paz y la convivencia. La paz no es sólo la ausencia de violencia, sino algo más, y en eso tenemos que trabajar todos a tope. El segundo es la crisis, y no sólo para salir de ella. A pesar de que Euskadi está bien, tenemos que volver a pensar el modelo productivo vasco, seguramente no para darle la vuelta, porque no lo necesita, pero sí para perfeccionarlo y hacerlo menos vulnerable a los vaivenes internacionales. Luego está el encaje de Euskadi en el Estado español. En España, no en Euskadi, hay una tendencia a ver el Estado de la Autonomías más cerrado y más centralista de lo que fue en los años ochenta. Hay un proceso de recentralización que afecta no sólo al encaje de Euskadi, sino también al modelo de Estado. España innovó con el modelo de las autonomías, pero ni fue al modelo confederal ni al modelo federalista. Hizo un modelo nuevo, pero no ha creído en él.

P. Entremos en el polémico asunto de las transferencias y, en concreto, las de empleo.

A. O. A nosotros el Estado nos aseguró que esa transferencia no se iba a producir, y ahí es cuando se nos encendieron las luces de alarma. Fue la ministra [Elena] Salgado la que nos dijo: "Estar tranquilos porque esa transferencia está muy verde y estamos muy lejos". Ello tenía una parte buena, que el Ejecutivo vasco estaba negociando sobre la base de unos presupuestos cercanos a los del Gobierno anterior, y otra mala: el Gobierno del Estado no iba a ceder. Entonces, quisimos lógicamente meter el morro para garantizar que la transferencia viniese en buenas condiciones. ¿Qué sucede ahora? El Gobierno nos planteó un plazo de vigencia de ese compromiso, que expira en septiembre. Y nos tememos que la negociación esté ya cerrada, que esté esperando hasta después de que nuestro plazo acabe y nos hagan una transferencia averiada.

J. A. P. Andoni hace una lectura sesgada. Hubo un intento, aunque políticamente reconozco su legitimidad, de aprovechar la debilidad parlamentaria del Gobierno de Zapatero. Al PNV no le gusta que se hable de esto, pero eso es poner un veto en toda regla. Si al PNV no le gusta lo que se está haciendo, no se hace, y, en todo caso, no se hará hasta septiembre, cuando se inicie otro periodo de aprobación de los Presupuestos y vuelvan otra vez a tener la capacidad de presión suficiente. Esa imagen, mal que le guste al PNV, se ha instalado en la sociedad.

A. O. Eso no es real, porque si la transferencia viniese en buenas condiciones nosotros diríamos: ¡Ya!

P. En pocos meses entraremos en campaña electoral. ¿Seguirán ustedes a cara de perro?

J. A. P. El panorama es difícil, pero hay un asunto que no se pone encima de la mesa, y esa reflexión hay que hacerla. La apuesta política que se ha hecho en Euskadi en ese acuerdo de bases entre el PSE y el PP es muy consistente. El señor Egibar le daría una serie de razones de políticas de Estado casi conspirativas, que le encantan. No es eso, pero es verdad que la apuesta política del PP en el País Vasco tiene también mucha importancia en la política del PP en el ámbito nacional. No veo al PP vasco poniendo en riesgo a este Gobierno, porque es un coste electoral enorme para su partido en toda España.

A. O. Eso va a mediatizar mucho nuestra posición.

J. A. P. Pero tiene un riesgo, porque es verdad que es mucho más difícil mantener una relación amistosa o sensata cuando estamos a torta limpia en el resto de España, y cuando en las municipales no sabemos qué resultados vamos a tener, y las generales están también cerca.

P. Ante la posibilidad de no poder presentarse a las elecciones de 2011 Batasuna parece haber entrado en una carrera contrarreloj.

A. O. Contra el reloj y contra ETA. Son dos cosas distintas. Uno es el tiempo político, y ellos ya admiten que va a ser difícil llegar a las elecciones municipales con el asunto más o menos aclarado, pero es también contra ETA, porque ETA no termina de decidirse. Ellos se han liberado diciendo que ETA no ha participado en el debate y que ellos han hecho una reflexión autónoma. Me parece muy bien como posición formal, pero la realidad es que, hasta ahora al menos, ETA siempre ha dicho la última palabra.

J. A. P. La historia de ETA y de Batasuna, en ese aspecto, no es la del IRA y la del Sinn Féin, por desgracia.

Andoni Ortuzar

Andoni Ortuzar (Portugalete, 1962) es licenciado en Ciencias de la Información por la UPV. A los 14 años, se afilió a EGI, las juventudes del PNV. De 1981 a 1987 trabajó como periodista en el diario Deia. Ocupó la Secretaría General de Acción Exterior entre 1995 y 1999. Este último año fue nombrado director general de EITB, cargo que desempeñó hasta enero de 2008, cuando lo abandonó para pasar a presidir el PNV de Vizcaya. Actualmente comparte ese puesto con el de parlamentario en la Cámara autónómica.

José Antonio Pastor

Uno de los actuales pesos pesados del socialismo vasco, José Antonio Pastor (Ortuella, 1959) ingresó en el PSE en 1977. Inició su carrera política como concejal de su localidad natal, de la que después fue alcalde. Parlamentario del PSE en las dos últimas legislaturas, en 2002 fue elegido secretario general de su partido en Vizcaya, cargo que en la actualidad compatibiliza con el de portavoz socialista en la Cámara de Vitoria. Puede postularse como candidato a diputado general de Vizcaya en las elecciones de 2011.

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