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Reportaje:

"La Fira resiste: ni a mejor, ni a peor"

La Fira del Llibre de Valencia, que ayer cerró su 41ª edición, muestra su escenografía anual mientras los libreros debaten sobre el impacto de la crisis

La Fira del Llibre de Valencia culminó ayer su 41ª edición inmersa en un debate sobre la crisis en la que los libreros no se ponen de acuerdo sobre si su sector es una excepción o si también ha sucumbido a una merma de las ventas. Sin embargo, las escenas que ofrecen los Jardines de Viveros, sobre todo si luce el sol como los tres últimos días del certamen, exceptuada la tarde del sábado, han sido similares a las de todos los años. El ritual de pasear, comer un helado y comprar, o no, cada uno con sus vicios privados, se repite cada primavera.

Pablo Casero, de la librería Xúquer, cree que la Fira "simplemente resiste, no va a mejor, pero tampoco a peor, que ya es un logro". Con siete años de experiencia en las casetas de Viveros, asegura categórico que "la literatura, como cualquier otro producto, es un mercado y se mueve por modas, que en el caso del libro son los best-sellers", afirma, "este año no hay ningún gran éxito, se vende mucho a Arturo Pérez-Reverte, a Julia Navarro o los clásicos de siempre".

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En abstracto, él recomendaría La mecánica del corazón, de Mathias Malzieu, pero cree que para cada persona hay un libro, "no hay una fórmula mágica". Y tampoco hay nuevas tendencias, el lector sigue reclamando novela histórica y, a rebufo del "chispazo" del año pasado de la trilogía de Stieg Larsson, pide bastante novela negra. "Y los libros de [Federico] Moccia están pegando mucho entre las mujeres", recuerda para concluir.

Entre los jóvenes sigue triunfando la novela fantástica. Mariluz Sáez, de 15 años, y su amiga Lidia Heredia, de 16, han comprado tres libros. Los tres se titulan El sujeto nº 1 (uno es para una amiga) y es porque su autora, la valenciana Paula Sáez Mora, de 21 años, estudió en el centro en el que ellas asisten, los Salesianos de San Juan Bosco, y acudió recientemente a dar una charla. Mariluz, aficionada a escribir y lectora de libros de aventuras, misterio, novela realista o lo que caiga en sus manos, recomienda Donde el corazón te lleve, de Susanna Tamaro. Cree que las chicas leen más porque a ellos "les gusta más estar en la calle con los amigos; a nosotras, leer y bailar".

Las dos adolescentes lectoras y aficionadas al baile vienen de comprar sus volúmenes en la caseta de Viridiana, donde Paula Sáez está firmando libros. Es su primer año en la feria y a su puesto acuden, sobre todo, familiares y amigos. También alumnos de Salesianos que acudieron a su charla. "Es la primera novela que he escrito, la envié y tuve la suerte de que la editorial me la ha publicado", explica simpática y encantada por el éxito de su libro. Una obra que comenzó como un texto breve para su blog y que creció por curiosidad: "Quería desarrollar los personajes, cómo se llamaban, qué les pasaba". Y anuncia que continuará su historia en breve. "Si tengo el tiempo y la imaginación suficiente", matiza. Paula asegura que le gusta mucho "trabajar con la imaginación y las palabras" aunque todavía no tiene claro que pueda dedicar su vida a la escritura: "Estoy estudiando ADE y Derecho, ya ves, números y leyes".

En Viridiana, mientras Paula firma, Cristina Campos vende libros y no es muy optimista: "Este año es un poco más flojo, han venido menos colegios". Y que haga sol no le parece positivo: "Más sol, más playa". Por eso prefiere un fin de semana con nubes pero sin lluvia.

Matías Amor, de la librería Ideas, tampoco es optimista: "A los libreros nos toca quejarnos y a los editores, decir que este año es mejor", resume, "pero este año se nota la crisis; miran más y pasean más, pero no compran". Y eso, en cuanto a ventas, coincide con otras casetas: "Antes más novela fantástica, ahora más novela vampírica", en la línea de la saga Crepúsculo.

Otras vivencias tienen las librerías especializadas. Inma Pérez, de la librería Dadá, ubicada en el Muvim, está "muy satisfecha" con las ventas, pero claro, es el primer año que acude a la feria del libro y no tiene otras ediciones para comparar. "Son libros del mundo del diseño y la arquitectura, muy especializados, y no tenía ninguna expectativa de vender", explica, aunque cree que el buen tiempo de estos días también ha ayudado a la afluencia de público.

Y Josep Martí, de Imágenes Shop, especializada en cómic, se muestra satisfecho porque "se para gente que no te esperas, en la tienda la mayoría de los clientes tienen un patrón". Y como en la Fira también venden libros de ficción tradicionales, de fantasía o de ciencia ficción, los clientes se enganchan por ahí y compran también cómics. Lo que más vende "es manga, cómic americano o francés, pero que pidan algo español es más complicado, aunque también hay quien viene y pide Arrugas, de Paco Roca, premio nacional del cómic de 2008. Eso sí, por la mañana los niños de los colegios compran "Mortadelos baratos, Narutos y colecciones de la Marvel como Spiderman, Hulk o Los 4 Fantásticos".

Y es que en el fondo cada uno compra lo que le interesa. José Manuel Yuste, de 37 años, lleva en su bolsa de la Fira El huerto en casa, con la intención de plantar tomates en la terraza, aunque le va a regalar a su mujer Cuentos orientales, de Marguerite Yourcenar. A su lado, un amigo suyo muestra Camí de Llevant, para hacer la ruta del apóstol Santiago desde Valencia.

Y mientras se comen un helado, dos niños muestran sus elecciones: Eneko enseña, junto a La montaña parlante, de Tea Stilton, Cendrellós Mendrellós, saltejador de camins, un cuento de Neus Carallana ilustrado por Eva Garcés. Su hermana Olatz saca de su bolsa el mismo volumen. "Es que es de nuestra maestra". Junto a ellos, Nuria, su madre, enseña Homes, de Isabel-Clara Simó. Y es que, con crisis o sin crisis, las escenas de los Jardines de Viveros se repiten cada primavera. Solo cambian los títulos, aunque a veces no tanto.

La Fira del Llibre de Valencia cerró ayer su 41ª edición con una afluencia masiva de visitantes.
La Fira del Llibre de Valencia cerró ayer su 41ª edición con una afluencia masiva de visitantes.MÒNICA TORRES

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