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Kutxa antepone su plan estratégico al nuevo equilibrio político en la asamblea

El consejo seguirá en manos del PNV y la oposición fija su objetivo en octubre

El nuevo equilibrio político que se registrará mañana tras la renovación de consejeros en la asamblea de Kutxa no preocupa a la cúpula que preside Xabier Iturbe. La pérdida de la mayoría absoluta del PNV, sin embargo, no tendrá repercusión inmediata en la evolución de la primera entidad financiera de Guipúzcoa, muy centrada en la evolución de su plan estratégico denominado Bai y que finaliza el próximo año.

La plancha nacionalista se asegurará el control absoluto del consejo de administración de Kutxa en aplicación directa de unos estatutos que ningún partido mayoritario con vocación de gobierno se atreve a variar. PSE-EE y PP tampoco se atrevieron a variar la norma en Caja Vital. Así, quien gana la votación para el consejo, incluso por la mínima se asegura la inclusión de todos los miembros de su candidatura. El PNV lo tiene en la mano, en compañía de Hamaikabat, EA y la sorprendente inclusión de EB y Aralar, con quien, lógicamente, mantiene planteamientos económicos ciertamente opuestos.

Iturbe ha llegado a una conjunción reconocida con Jorcano y Tamayo

La gestión de Iturbe y su equipo de dirección planea por encima de los cambios políticos en la asamblea. La conjunción entre el presidente de Kutxa y sus dos principales gestores -Fernando Martínez Jorcano y Carlos Tamayo- dibuja un escenario de absoluto control en la apuesta económico-financiera de la entidad, que se ha olvidado de las veleidades de la fusión fallida, de la expansión y de una ruinosa promoción inmobiliaria y ha apostado, en cambio, por el control del gasto, la firme consolidación en su feudo guipuzcoano y una proyección social en su calculada apuesta industrial. Además, los resultados les acompañan.

En un clima económico nada favorable, el nacionalista Iturbe viene luchando por sacudirse de los efectos nocivos de algunas apuestas de Kutxa en mandatos anteriores que ahora se presentan como un lastre reconocido. Las promociones inmobiliarias fuera de Guipúzcoa, los créditos hipotecarios con garantías dudosas o el propio Banco de Madrid componen un cuadro de experiencias traumáticas.

Fuentes consultadas de Kutxa coinciden en aislar la renovación "política" en la asamblea del sello financiero imprimido a la gestión de la propia caja. Al menos, así se hará hasta que llegue la asamblea del próximo mes de octubre y se debatan las cuentas dentro de un nuevo marco estratégico. Será entonces cuando la propia cúpula de Kutxa y el PNV deberán asegurarse un apoyo externo que les evite la derrota una vez perdida la mayoría absoluta. Ahora mismo, todas las miradas apuntan hacia la postura que pudiera adoptar CC OO, asentado en la asamblea sobre 10 decisivos votos. Sin embargo, este sindicato, como es obvio, niega de entrada cualquier aproximación a los nacionalistas al tiempo que traslada al PNV "la obligación de saber manejar la nueva situación que le espera".

Las principales fuerzas de oposición al PNV en Kutxa han mantenido contactos esporádicos. Siempre sobre la base comúnmente aceptada de que una lista alternativa es "una quimera", habida cuenta de su atomización, el objetivo más accesible radica en que se pueda compartir en el próximo mes de octubre el rechazo a las propuestas económicas de la dirección de Kutxa. Es decir, la oposición no necesitaría para esa fecha alcanzar ningún acuerdo previo ya que le bastaría un idéntico pronunciamiento para infringir al PNV una derrota que jamás ha conocido.

En el nuevo equilibrio político que surja a partir de mañana, la incógnita vuelve a centrarse en la posición que adopte la izquierda abertzale, convertida en la segunda fuerza dentro de la asamblea de Kutxa. En el resto de la oposición nadie le va a lanzar ninguna propuesta para evitar así una foto conjunta "nada aconsejable mientras no acaben de decidirse a qué juegan", declaraba ayer a este diario un consejero de la caja.

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