Invitado a ser egoísta
Benítez exige a Benayoun que acabe él las jugadas en lugar de pensar en sus compañeros
Yossi Benayoun fue fundamental la temporada pasada en la eliminación del Madrid en la Champions a pies del Liverpool. Un año después, el medio israelí, de 29 años, es casi la última esperanza europea del cuadro de Benítez. Los problemas físicos de Torres, Kuyt y ahora de N'Gog han reforzado su importancia en Anfield. "Le he dicho a Yossi que debería lograr más goles, en los últimos partidos se dedicó a pasar el balón y generar ocasiones para sus compañeros. Debe finalizar las jugadas, marcar...", expresó Benítez la semana pasada tras golear al West Ham por 3-0. Fue el primer acierto, y el único, del centrocampista en 2010.
Benayoun suma seis goles en la Premier y dos en la fase de grupos de la Liga de Campeones, muy lejos de las 22 dianas de Torres, que promedia casi un tanto por encuentro. "Con Torres todo es más fácil, además de marcar, abre muchos espacios... El equipo nota cuando no están ni él ni Gerrard, pero no queda otra, la Liga Europa es lo único que nos queda para salvar una temporada decepcionante", explica el atacante de origen sefardí, en el que ya se fijó Benítez cuando mandaba el Valencia. Pero el Racing no esperó a que se decidiera y lo vendió al West Ham en 2005 (donde coincidió con Mascherano) por 3,6 millones.
Con carta blanca para hacer a su antojo, como atestiguan los más de 300 millones gastados en refuerzos bajo su mandato, el mánager del Liverpool se lo terminó llevando dos años después a Anfield por seis millones.
"Benayoun es un incordio, peor que una ardilla, porque puede jugar por cualquiera de las dos bandas, de interior, mediapunta y hasta de segundo delantero. Siempre destaca por su toque de pelota, su movilidad y su visión de juego, que lo mismo le permiten asistir a sus compañeros como finalizar las jugadas apareciendo desde la segunda línea. Se nota que procede de la escuela del Ajax", analizan cuerpo técnico del Atlético.
"Si tienes cuatro o cinco jugadores que pueden marcar, eso es bueno porque obligas a los defensas a trabajar más, ya que no saben por dónde vendrá el peligro", piensa el aludido, de 1,73 metros y 70 kilos, que en la ida en el Calderón firmó la ocasión más peligrosa del Liverpool tras un centro de Johnson al segundo palo que cabeceó fuera. La inspiración de Benítez no le había iluminado del todo.
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