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Estilos

Versión inglesa para todos los públicos

El 'revival' folk de raíz americana y rural arrasa suavizado en Gran Bretaña

Xavi Sancho

Charlie Fink pensaba que su madre había escrito This land is your land, el clásico de Woody Guthrie versionado por gente como Bruce Springsteen o Billy Bragg. A los 14, el que hoy es el líder de Noah and The Whale, una de las bandas clave para entender el actual revival folk de raíz estadounidense y rural que arrasa en las ciudades inglesas, se llevó un gran disgusto al descubrir que una ama de casa de Londres no era la responsable del clásico y decidió catalizar su desasosiego formando una banda con su hermano y dos amigos más. Al cabo de un tiempo se les unió su novia, Laura Mailing, a quien Charlie produjo su primer EP de folk confesional.

Pero Laura y Charlie rompieron y ella reclutó una formación de músicos para tocar en directo los temas de su álbum de debut, Alas, I can't swim, un exitoso y sorprendente cruce entre el nuevo e irónico indie y el viejo y circunspecto folk. En la banda de Marling tocaba la batería Marcus Mumford, quien tras media gira por las islas se convirtió en la nueva pareja de la joven. Mumford, fan del bluegrass, tenía escritas algunas canciones. Con letras que resultaban una suerte de conversión de la métrica shakespeariana al lenguaje de la generación Facebook y una aproximación musical que combinaba el legado del Greenwich Village y el sonido de las Catskills con el populismo de Coldplay, Mumford alistó a una banda de imberbes ansiosos de poder lucir bello facial. Empezaron a hacerse un nombre en los pubs de Londres gracias a una versión bluegrass del éxito Crazy, de Gnarls Barkley. A principios de este año, el combo editaba su álbum de debut, Sigh no more, alcanzando el número siete en las listas británicas y el primer puesto de los charts británicos.

En la indumentaria, omnipresencia de camisas a cuadros y barbas sin pulir

"Es cierto que tal vez hay un punto endogámico en lo nuestro. Pero, bueno, supongo que el Greenwich Village en los sesenta debía ser algo parecido", declaraba recientemente Marcus Mumford, cuya banda es celebrada como la que posee el mejor y más histérico directo de las islas. "Supongo que es normal que la gente se canse de productos sintéticos y busque emociones reales. Lo hemos visto con el éxito de algunas propuestas más orgánicas triunfando en las listas norteamericanas y era sólo una cuestión de tiempo que el fenómeno tuviera su traducción en el Reino Unido", proseguía Mumford. Y es que en los últimos años han triunfado una serie de propuestas norteamericanas de vocación rural.

Desde la relectura de The Band hecha por los enormes Felice Brothers a la conversión al espíritu Pitchfork del legado de Crosby Stills Nash and Young de Fleet Foxes, pasando por folk claustrofóbico de Bon Iver. La tendencia ha llegado a la indumentaria a través de la omnipresencia de las camisas a cuadros y las barbas sin pulir. Además, este fenómeno de idealización de la autenticidad del campo frente a la impostura de la gran ciudad ha provocado fenómenos tan curiosos como que el New York Magazine incluyera una tienda de hachas entre los comercios más interesantes de la Gran Manzana. "El fenómeno inglés es menos agresivo y más digerible y fotogénico. Supongo que cualquier revisión inglesa de esta música será siempre más pop", comenta el periodista musical y escritor británico Tim Mitchell. Así, Noah and The Whale tienen tanto de folk yanqui como de pop de Manchester; Laura Mailing, que acaba de editar su segundo disco (I speak because I can), ha dado un giro hacia el minimalismo, y la narrativa y Goldheart Assembly, los últimos en llegar, suenan tanto a Crowded House como a Fleet Foxes. Como viene siendo común, cualquier apuesta más o menos radical estadounidense tiene una pronta y amansada respuesta británica.

Goldheart Assembly
Goldheart Assembly

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Sobre la firma

Xavi Sancho
Forma parte del equipo de El País Semanal. Antes fue redactor jefe de Icon. Cursó Ciencias de la Información en la Universitat Autónoma de Barcelona.

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