La delgada línea de la segregación
El antiguo núcleo pelea contra el aislamiento de los inmigrantes
Orriols, como El Cabanyal, era un pueblo antes de que Valencia lo engullera. En los años 60 creció a lo grande gracias a la inmigración interna, de españoles de otras zonas del país que vinieron en busca de trabajo. Cuatro décadas después la historia se ha repetido en el viejo Orriols, sólo que ahora con la inmigración exterior. Latinoamericanos, magrebíes, subsaharianos, rumanos... se mezclan por las calles con el resto. Representan un 25% de la población del barrio. "Yo lo veo como un Londres en pequeño", describe Vicente Montalván, propietario de una óptica en la zona. Y lo es por la mezcla de culturas y razas que alberga, pero también podría convertirse en un polvorín si no se actúa.
El "agujero de la vergüenza" conecta desde hace más de 40 años dos calles
No es un barrio fácil. Las redadas policiales para identificar a los sin papeles son constantes y algunos fines de semana el consumo excesivo de alcohol hace que la noche acabe en broncas y peleas. No hay locales de ocio.
"Vive y deja vivir". Es la máxima de Antonio, de 48 años, encargado de varias carnicerías propiedad de un empresario magrebí. Este hombre lleva cinco años en el antiguo barrio de Barona, apellido del constructor que levantó cientos de viviendas de baja calidad, con patios de luces diminutos, sin ascensor ni aparcamientos. "Es una zona cercada", agrega este encargado en alusión a la presión policial.
"No se está dando una verdadera integración de estos nuevos inmigrantes, sino un aislamiento", opina José Manuel Pérez, presidente de la antigua Asociación de Vecinos de Orriols que dejó el barrio a finales de los 90 para asentarse en Albalat dels Sorells.
Julia, trabajadora de Valencia Acoge, una ONG asentada en Orriols hace 20 años y por la que pasan 5.000 inmigrantes al año, reconoce que es uno de los peligros que planean sobre el barrio.
La población autóctona que se instaló en los años 50 o 60 ha emigrado al menos en parte al nuevo Orriols, donde se alzan gigantescos complejos de viviendas, con piscinas y jardines interiores privados. "Es en Orriols donde se estrenó este modelo residencial que luego se ha extendido al resto de la ciudad", comenta un técnico municipal. En la parte rica del barrio, se levantaron 3.355 viviendas, la gran mayoría de renta libre y con 80.000 metros cuadrados de zonas verdes privadas. La segregación urbanística es otra de las amenazas. Sobre todo, por la concentración de equipamientos en la parte nueva en detrimento de la zona de Barona.
En los tres colegios públicos, sobre todo en el Bartolomé Cossio, el porcentaje de alumnos inmigrantes se dispara a niveles insostenibles frente al bajo índice que se observa en otras escuelas de la zona como Salesianos o la privada subvencionada Marni.
El déficit de dotaciones públicas en el barrio es otra constante. Es un ritual, la primera vez que se acerca uno al barrio, conocer el "agujero de la vergüenza". Es un boquete abierto en un muro que permite el paso de la calle de Baeza a la de Agustín Lara o viceversa. "Cuando llegué aquí, hace 40 años, ya estaba. Y así sigue", dice Juana, de 70 años, que utiliza este pasaje para llegar sin dar tanto rodeo a la zona de la antigua carretera de Barcelona, donde está su zona de compras y uno de los edificios monumentales de la ciudad, Sant Miquel dels Reis, sede de la Biblioteca Valenciana. Cientos de personas, que franquean cada día este agujero, piden desde hace años al Ayuntamiento de Valencia que tire el muro y abra la calle. Algún día lo conseguirán. "A ver si viene la alcaldesa [Rita Barberá] a verlo. Que siempre dicen que vendrá pero todavía no se ha pasado por aquí", exclama otra vecina.
El pequeño comercio, muy activo en el viejo Orriols, anda revolucionado con la reciente apertura del centro comercial Arena. No saben cómo les afectará, pero más allá de la competencia que les supondrá, lo que si exigen al consistorio es más limpieza en el barrio. "Nos dicen que los camiones de baldeo no caben porque son calles estrechas. Pero en el casco histórico también lo son y si pasan", explica Montalván.
Las obras del prometido centro de salud no avanzan, las calles están saturadas de coches porque faltan aparcamientos. De un parque de 7.000 vehículos, unos 5.000 estacionan en la vía pública, muchas veces encima de las estrechas aceras.
Algunos datos
- Origen. Orriols era un pueblo hasta que la capital lo absorbió. Su eclosión llegó en los 60, cuando se construyó el barrio de Barona, donde se alojaron miles de inmigrantes llegados de otros lugares de España.
- Población. Este barrio cuenta con una población de casi 20.000 habitantes. Una cuarta parte son latinoamericanos, magrebíes y subsaharianos, entre otros.
- Amenazas. .La división del barrio en el viejo Orriols y el nuevo barrio rico. El elevado porcentaje de residentes inmigrantes (un 25% sobre el total) que necesitan de políticas de integración.
- Demandas vecinales . Un centro de salud, más aparcamientos y limpieza de calles. La apertura de la calle de Agustín Lara, otro colegio público y más espacios de ocio y cívicos para los jóvenes
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