_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Criticando

¿Se puede criticar al crítico? Javier Marías, en su artículo del pasado domingo, era muy cauto al respecto. Reconocía que a veces se cansa de no poder criticar al crítico, pero que esa imposibilidad entraba dentro de las reglas del juego: "Si uno hace público lo que escribe, no le queda sino callar ante los veredictos". Curiosa norma ésta que sólo alcanza a cierto tipo de libros o de obras. Uno está acostumbrado a leer réplicas y contrarréplicas de historiadores, o de sociólogos, o de psicólogos, que defienden sus libros ante sus críticos. ¿Por qué ellos, que también hacen público lo que escriben, sí pueden hacerlo, y los autores de obras literarias, en cambio, no? Cuestión de gusto, se objetará, de obras de gusto, en las que no es el dato objetivo el que entra en juego. Pero si Marías tiene razón, y la tiene, al crítico se le debe exigir que no se quede en el gusto, sino que desarrolle el juicio, y si es el juicio el que cuenta, ¿carece de juicio el autor sobre su propia obra para tener que abstenerse, callarse, ante el juicio ajeno? ¿No será que ese silencio es el presupuesto de la crítica y que ésta sólo funda su existencia sobre la muerte del autor, su necesario acallamiento? De ahí también, quizá, que al autor sólo le quede el recurso de "hacer vudú en casa al idiota de turno", única respuesta que le es permitida al zombi.

Pierre Michon, en Le roi vient quand il veut, hablando del escritor como impostor, afirma que todos los autores del siglo XX han vacilado entre el sentimiento de su incapacidad, de su impostura, y su deber de intentar realizar la tarea. La vacilación se debería a la soledad derivada del hecho de que la literatura se constituyó como fin en sí, sin Dios, sin justificación exterior, sin ideología que la sostenga, un campo autónomo que hizo del escritor un impostor, ya que sólo podía hallar autoridad en sí mismo. ¿Puede detenerse esa impostura ante la negación de la crítica, una vez que ésta ha renunciado a interrogar a los muertos y ha pasado a servir a los vivos intereses del mercado?

En Cuerpos del rey, Michon cuenta una anécdota de vudú a un crítico. Se halla en una ciudad del sur de Francia, junto a otros escritores. Durante la cena, hablan de la crítica literaria y él lo hace, en concreto, de R. M., que se había cargado recientemente uno de sus libros. Se despacha a gusto. A la mañana siguiente, baja a desayunar, coge el periódico y lee en uno de los titulares de primera página que ha fallecido R.M. Su primera reacción es de euforia, se siente "como el ángel cuando decapita a Ratbert, como Elías cuando asesina a los curas de Baal". Considera que su lectura en público aquella mañana de El sueño de Booz, de Víctor Hugo, había actuado como un maleficio contra el crítico. Después, en momentos de sentido común, o de remordimiento, se dice que quizá había recitado aquellos versos para rezar por R. M. y acunar su agonía, para perdonarle y para que le perdonase. Bendito Michon.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_