El sector bancario español
El Informe Global de Estabilidad Financiera que presentó el FMI el martes ofrece un diagnóstico algo contradictorio del sistema bancario español, a caballo entre una identificación de los múltiples riesgos del sector y un cierto optimismo respecto a sus necesidades de saneamiento y recapitalización. En un escenario adverso, se precisarían 22.000 millones de euros en el horizonte 2010-2012 para cubrir esas necesidades del sector bancario español. Con estas cifras, el FMI ha corregido notablemente su estimación de hace un año, en la que las necesidades eran de 3.200 millones de euros.
En este informe, el FMI parece partir de un escenario optimista de generación de ingresos y de márgenes, así como de recuperación de activos que permitirían dotar reservas y provisiones significativas en los próximos dos años. Esto parece difícil cuando los ingresos de muchas entidades se encuentran consumidos en gran parte por las pérdidas por deterioro de activos y los costes de explotación, como el Banco de España ha recordado recientemente.
Estas cifras también sorprenden cuando se comparan con algunos supuestos del propio informe del FMI, en el que España aparece como uno de los mercados de vivienda más sobrevalorados y con un paro por encima del 24% en un escenario adverso. En este contexto, si con algo más de 20.000 millones de euros se pudiera acometer el saneamiento y la recapitalización bancaria en España, no habría motivo para una preocupación como la actual, ya que sería una cantidad asumible y que probablemente no precisaría de una reestructuración generalizada. Sin embargo, a la luz del probable impacto de la evolución macroeconómica y del desempleo en la actividad financiera, así como de los efectos de la implantación de la llamada Basilea III, que reforzaría notablemente las exigencias regulatorias de recursos propios, las necesidades de saneamiento y recapitalización que estimamos la mayor parte de los analistas oscilarían entre los 45.000 y los 100.000 millones de euros abarcando, por tanto, el potencial de recursos estimado para el propio FROB. Por eso, es conveniente acometer de una vez la reestructuración dentro del marco del FROB, con mayor celeridad y ampliando los actuales plazos si fuera preciso.
Santiago Carbó Valverde es catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Granada.
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