Los vientos del Atlántico, hacia Europa

Los vientos en altura, por el sentido de rotación del planeta, soplan siempre de oeste a este, así que desde Islandia la nube de polvo del volcán Eyjafjalla sigue su dirección esperada. No obstante, en su trayectoria ha influido un acusado desplazamiento hacia el norte del conjunto de los típicos sistemas de bajas-altas presiones atmosféricas (con orientación norte-sur), del Atlántico septentrional, explica Encarna Serrano, profesora del Departamento de Geofísica y Meteorología (Universidad Complutense).

"En el anticiclón de las Azores (sistema de altas presiones) la masa de aire circula en sentido horario, mientras que en el sistema de bajas presiones de Islandia, las masas de aire circulan en sentido antihorario. Entre uno y otro se forma un corredor atmosférico por el que fluyen las masas de aire, y que se puede intensificar más o menos dependiendo de que estos sistemas de presión sean más o menos intensos y, con ello, desplazados hacia el norte o el sur, respectivamente", señala Serrano.

"El pasado viernes este conjunto baja-alta estaba atípicamente desplazado hacia el norte, asociado al desarrollo de un sistema de bajas presiones de gran extensión al oeste de la península Ibérica". Estas condiciones explican la trayectoria de las masas de aire desde Islandia hacia el norte de Europa con orientación noroeste. "En estos últimos días el sistema está aún más desplazado al norte, lo que hace que los vientos se orienten más hacia el sur de Europa; pero el sistema de bajas presiones situado al oeste de la península Ibérica impide que las masas de aire procedentes del norte, con polvo, lleguen a nuestro territorio", aclara Serrano.

En cuanto al efecto de la nube en las personas, la Organización Mundial de la Salud señala que mientras las partículas de polvo estén en la alta atmósfera no suponen riesgo. Si hubiera concentraciones elevadas cerca de la superficie, deberían estar alerta quienes padecen enfermedades respiratorias.