Alguersuari, el piloto sin límites

Ver la evolución de Jaime Alguersuari en las cuatro carreras de este año me resulta reconfortante. Le tuve en mi equipo cuando él estaba corriendo en la fórmula Renault 2.0 y descubrí a un piloto reflexivo, metódico, trabajador y, sobre todo, muy inteligente. En muchas ocasiones le incentivé para que intentara dar una vuelta rápida en algunos entrenamientos libres, pero él no era un piloto explosivo. Cogía mi mensaje, pero seguía su camino: estudiaba la situación, experimentaba con el coche, lo mejoraba, buscaba los límites y cuando tenía las cosas muy claras, entonces salía y hacía un tiempo mejor o al menos similar al de sus principales rivales.

En la fórmula 1 le está ocurriendo lo mismo. "En F-1 hay que ir siempre al 100%. Pero Jaime sólo va así cuando quiere", le recrimina medio en broma Helmut Marko, responsable del Red Bull Junior Team. Sin embargo, no tiene queja de él. Cuando entró el año pasado en el gran circo a mitad de temporada, sin ningún entrenamiento y sin conocer el coche, tenía muchas posibilidades de estrellarse. En cambio, lo que hizo fue ir consolidándose y encontrar su espacio, superando incluso en más de una ocasión a su compañero Sebastian Buemi, con mucha más experiencia.

Durante el invierno se preparó a fondo a nivel físico, trabajó muchísimo para fortalecer su cuello, y aprovechó cada minuto de los entrenamientos previos al Mundial para conocer todos los detalles de su Toro Rosso. Por eso, cuando llegó la primera carrera, en Bahrein, pudimos ver a otro Alguersuari. Un piloto nuevo, con una autoestima mucho más alta, con una fortaleza mental por encima de lo normal y con su inteligencia habitual.

Estaba preparado. Se sentía listo para dar la batalla. Y fue cumpliendo su objetivo de superar a su compañero de equipo, hasta el punto de dar una estocada en Malaisia, donde consiguió sus dos primeros puntos y los dos primeros de la temporada para el equipo. En el camino, sin embargo, ha ido acumulando experiencias que refuerzan su confianza: el adelantamiento a Fernando Alonso -aunque fuera con el depósito vacío-, el duelo con Michael Schumacher, el hecho de ir constatando que no está ya tan lejos de los grandes pilotos...

Ayer, se mantuvo tranquilo en medio de una carrera loca y llegó a ir sexto, cuando los cambios de neumáticos se sucedían a velocidad de vértigo. Después sufrió un toque con Chandhok, que le obligó a pisar el taller para cambiar el alerón delantero. Ahí perdió gran parte de sus opciones de puntuar. Pero lo siguió intentando y rozó de nuevo los puntos, antes de que Petrov y Massa le superaran en una misma maniobra en una curva de derecha. Entonces sus neumáticos comenzaban ya a decir basta, y le quedaban 10 vueltas para la conclusión.

Acabó 13º, fuera de los puntos pero por delante de Buemi, que vio envuelto en un accidente en la salida. Y volvió a dejar algunas muescas de calidad, en varios adelantamientos como el que le hizo a Sutil por el interior en una curva de derecha. Aquello, al igual que la pasada que realizó en Malaisia por el exterior a Hulkenberg jugándose el tipo, demuestra que ha madurado, que está ya preparado para dar lo mejor, que se siente ya un piloto de fórmula 1.

Y así, no tendrá problemas para subir el siguiente peldaño que se ha propuesto: calificarse para la Q3. No dudo que lo hará en las próximas carreras. ¿Cuál es su límite? Para mí es una incógnita. Pero sé que puede hacer cosas increíbles.