El Madrid agobia al Barça

A falta de cinco jornadas para el final, la Liga arde y se disputa, palmo a palmo, en todos los rincones de la tabla. Y, sin embargo, el Bernabéu asistió a un gran ejercicio del Madrid, que desplumó al Valencia. Le bastó para ello con aplicar una defensa muy afilada -sobresaliente Albiol- y hacer valer la superioridad numérica en el centro del campo, con Gago, Xabi Alonso y Guti. Después aparecieron los de siempre, Higuaín y Cristiano Ronaldo, para resolver. El Valencia, con un Silva muy gris, ha salido escaldado en sus ocho últimas visitas, seis derrotas y dos empates. Y el Madrid pisa los talones al Barça, a sólo a un punto.

El cuadro de Guardiola sufrió el sábado en Cornellà-El Prat, donde se encontró con el partido (0-0) más áspero de la temporada. El Espanyol le robó el espacio y hasta el aire. Xavi, encajonado, falló más pases que nunca. Y, a continuación, los rivales del Barça se preguntaron por qué nadie en la Liga había sometido a los azulgrana a esa presión tan asfixiante, casi de baloncesto, por todo el campo. Pues porque no todos cuentan con la juventud y la agresividad de los chicos de Pochettino, por una parte, y porque el Barça puede acusar ahora el desgaste de llevar siempre la iniciativa y la responsabilidad de ganar y defender un estilo.

Le bastó con una defensa muy afilada y la superioridad en el centro del campo

Se hace larga la temporada para un Barça siempre en primera línea, que ayer partió hacia Milán en autobús, por culpa de la nube de ceniza del volcán islandés, para medirse mañana al Inter en la Champions.

Antes, Xavi se quejó de que el árbitro, con la expulsión de Alves, había premiado al conjunto más interesado en destruir. "Nadie nos va a regalar nada", advirtió en la previa el entrenador, Pep Guardiola. Tampoco en las dos salidas que le quedan al Barça. La primera será frente al Villarreal, adversario muy distinto al Espanyol, pues deja jugar, pero siempre le discute la posesión del balón, como ya sucedió en el Camp Nou (1-1) con Ernesto Valverde todavía en el banquillo. Y, como pretende su sustituto, Juan Carlos Garrido, que ha contado por victorias todos los partidos que ha dirigido en su feudo, seis, la última el sábado ante un Atlético más centrado ya en la semifinal de la Liga Europa del jueves frente al Liverpool. La otra no será menos empinada: Sevilla, fiado el cuadro de Antonio Álvarez a que la recuperación de Luis Fabiano y Kanouté le devuelva a la Liga de Campeones. Claro que tampoco el Madrid encontrará un camino de rosas en tres salidas en las que sus rivales, Zaragoza, Mallorca y Málaga, se jugarán la vida.

Nino, la estrella de los modestos, se marchó ayer de su estadio, el Heliodoro Rodríguez López, como un héroe, abrumado por las muestras de cariño de sus compañeros y con el balón guardado en la espalda, una extraña manera de celebrar su triplete ante el Getafe (3-2). Tres goles para que ese admirable Tenerife, casi con el mismo grupo con el que ascendió a Primera y con un fútbol atractivo y valiente, se sitúe a un solo punto de la salvación, beneficiado por el empate sin goles entre el Málaga y el Valladolid.

Almeriense que cumplirá 30 años el 10 de junio, Nino ha tenido que esperar toda una vida para consolidarse como goleador de Primera. Lo había sido en las demás categorías, pero la máxima se le resistía hasta que ha tenido continuidad y un equipo que entroniza su picardía para marcar de formas muy variadas. Con los tres de ayer, Nino ya suma 13 tantos y es octavo en la tabla de goleadores, todos ellos grandes nombres del campeonato.