"Quiero a gente de prestigio al frente de las instituciones más relevantes"
"En política no hay nadie imprescindible", dice un Paulino Plata amable y cercano a quien se ve cómodo en el sillón de su nuevo despacho: el de consejero de Cultura. Aunque él parece que lo es. Y es que Plata (Melilla, 1953) es diputado del Parlamento andaluz desde que se constituyó, hace 28 años. Fue alcalde de su pueblo Antequera (1987-1994), consejero de Agricultura y Pesca (1994-2004), consejero de Turismo, Comercio y Deporte (2004-2007) y, desde el pasado 23 de marzo, es el nuevo consejero de Cultura. Entre sus dos últimas carteras su partido, el PSOE, le pidió que se presentara como candidato a la alcaldía de Marbella, un intento fallido que le ha mantenido en el banquillo los últimos tres años. El presidente de la Junta, José Antonio Griñán, lo ha rescatado para sustituir a su paisana Rosa Torres y Plata se enfrenta ahora a una consejería con pocos recursos, muchos proyectos comprometidos y en la que siempre se posan todas las miradas.
"Generar deudas que no se pueden afrontar sería de mal gobernante"
"Queremos que la capitalidad cultural europea se quede en Andalucía"
Pregunta. En apenas tres semanas ha realizado usted un cambio radical en la consejería, con la nueva estructura orgánica que aprobó el Consejo de Gobierno del pasado martes, ¿Para qué servirán esos cambios?
Respuesta. Hemos creado una ordenación más piramidal en la que la viceconsejera
se ocupará de todos los temas administrativos y las cuatro direcciones generales dependerán del secretario general de Políticas Culturales . La nueva Dirección General de Innovación e Industrias Culturales es un buen ejemplo de nuestras prioridades. La innovación tiene que ser el motor de la cultura y de la economía de nuestra tierra. Hay muchos campos en los que se pueden aplicar las últimas tecnologías.
P. ¿ Habrá cambios en los cuatro organismos que dependen de Cultura?
R. El Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) tiene un enorme potencial para la innovación, queremos reforzar la colaboración con otros centros de investigación internacionales y la formación. A la Empresa Pública de Gestión de Programas Culturales le hemos cambiado el nombre por el de Instituto Andaluz de las Artes y las Letras y seguirá encargándose de distribuir los fondos de ayudas reversibles y las subvenciones. El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo se mantendrá y nuestra intención es que el Patronato de la Alhambra y Generalife se convierta en una agencia de régimen especial que le permitirá agilizar su gestión.
P. ¿Y permanecerán las personas que están al frente de estos organismos?
R. Mi idea es que al frente de las instituciones más relevantes del patrimonio histórico andaluz haya gente de prestigio, con un amplio reconocimiento social y académico. Pero serán puestos honoríficos que aportarán valor y colaborarán en la búsqueda de patrocinadores tanto a nivel nacional, como internacional.
P. Usted habla de las comisiones que, hasta ahora, estaban presididas por cargos de Cultura, ¿se trata de despolitizar la política?
R. Yo no creo que la política sea mala, pero en estos organismos hay que tratar de sumar todo lo posible. No podemos, por ejemplo, tener desaprovechado a Javier Solana
[primer ministro de Cultura del Gobierno de Felipe González], un hombre que tiene un gran prestigio internacional.
P. Muchos dicen que Griñán le ha puesto a usted en Cultura porque es un "vendedor nato" y es el único que puede salvar la situación con tan escaso presupuesto.
R. Creo que ya he tenido oportunidad de demostrar las cualidades, pocas o muchas, que tengo para la política. Soy de los que piensa que hay que dar la talla en los momentos difíciles, porque en los momentos fáciles lo puede hacer mucha gente. No es la primera vez que me enfrento a una situación económica complicada. Hay que echarle imaginación y ganas.
P. El presupuesto de 2010 para Cultura, 293 millones de euros, es un 17% menos que el de 2009 y todavía se avecinan más recortes, ¿cómo lo afrontará?
R. Cuando vengan, lo hablamos. De momento, haremos una política de continuidad con los compromisos que hay, pero habrá que decidir cuáles son los nuevos ritmos que se impondrán a esos proyectos. Lo contrario, generar para el futuro deudas que no se pueden afrontar, sería de mal gobernante.
P. El sector de las industrias culturales, con 100.000 puestos de trabajo, encuentra incomprensibles estas reducciones.
R. La reducción no ha sido exactamente del 17%, porque en 2009 se incorporaron 37 millones de euros para realizar préstamos reintegrables en condiciones muy ventajosas, una operación que aún no está cerrada. De esa cantidad, 10 millones son para las pequeñas y medianas empresas culturales; mientras que el resto es para programas locales pactados con los ayuntamientos. Actualmente hay 34 solicitudes en tramitación por un valor de 15 millones. Nosotros, en la consejería, hemos reducido el gasto corriente un 5,3%, lo que supone un ahorro de siete millones.
P. ¿Qué opina de que dos ciudades andaluzas, Málaga y Córdoba, estén luchando por la capitalidad cultural europea de 2016?
R. El presentarse es un derecho que tiene cualquier ciudad europea. La actitud de la Junta es equilibrada y presta un apoyo muy activo a ambas candidaturas. La Junta no sólo tiene presencia en ambos patronatos, sino que presta apoyo financiero a los grandes proyectos culturales de ambas ciudades. Por supuesto, queremos que la capitalidad se quede en Andalucía.
P. ¿Qué posición tiene ante la polémica que ha levantado la futura Torre Pelli en Sevilla?
R. Nos hemos limitado a cumplir nuestro cometido. Hemos informado de que el terreno en el que se levantará el rascacielos está fuera de la zona del conjunto histórico y de su influencia.
P. Y la colección Bellver, ¿se quedará en Sevilla?
R. La ampliación del Museo de Bellas Artes de Sevilla, que ejecutará el Ministerio de Cultura, está vinculada a la decisión que se tome en relación a esta colección. En octubre habrá una exposición temporal en el museo y, cuando se termine la ampliación, lo lógico será que se muestre en el palacio de Monsalves.
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