Fenosa deseca kilómetro y medio del Miño amparándose en una concesión franquista
De nuevo con el amparo de una concesión que data del franquismo, una central hidroeléctrica ha desecado un tramo de un río gallego. Más de un kilómetro del Miño entre el embalse de Belesar (aguas arriba) y el de Os Peares (aguas abajo) se ha convertido en los últimos días en una charca, pese al año de generosa pluviosidad. Fenosa ha aprovechado su licencia de 1963 en el pantano más grande del Miño para desecar cerca de 1,5 kilómetros y almacenar energía eléctrica sin mantener el caudal ecológico que exige la ley a otros concesionarios.
La asociación Ríos con Vida presentó una denuncia el viernes pasado ante el Seprona. El presidente de este colectivo, Pedro Brufao, sostiene que la pretendida impunidad por la fecha de la concesión no es tal. "La Ley de Pesca del siglo XX, cuando todavía no se hablaba ni remotamente de medio ambiente, obligaba ya a las empresas a mantener un nivel de agua circulante" que no se da ahora en el tramo mencionado del pantano de Belesar, afirma Brufao. El catedrático de Derecho advierte de que la Ley de Patrimonio obliga, en el caso de incumplimiento de los caudales ecológicos, a "eliminar todas las obras a costa del infractor": "Tendrían que derribar la presa", puntualiza.
Los ecologistas denuncian una actuación que el ministerio ampara
En su denuncia, Ríos con Vida acusa a Unión Fenosa de un posible delito contra los recursos naturales y el medio ambiente, otro de prevaricación medioambiental relativo a "defraudación de fluido", y otro más por "usurpación" de aguas públicas. Junto a ello, la asociación ecologista denuncia el papel "pasivo" de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, que "permite estas actuaciones".
El organismo de cuenca reconoce la evidencia de la desecación del tramo del principal río gallego, pero sostiene que la actuación es la "habitual y derivada del hecho de que sea una concesión del franquismo".
Fuentes de este organismo dependiente del Ministerio de Medio Ambiente restan importancia a la desecación del tramo mencionado señalando que el agua que se sustrae a lo largo del kilómetro y medio de la presa de Belesar "pasa subterránea por unas tuberías bajo la montaña y se devuelve al río más abajo". "Un auténtico disparate", replica Brufao tras advertir de que se rompe el ecosistema y los miles de salmones del río "no horadan la tierra como topos".
Pese a autorizar esta y otras actuaciones similares, la Confederación Hidrográfica insiste en su interés por imponer el caudal ecológico en todas las presas de su demarcación, independientemente de la época de su concesión. El organismo justifica, en aras del mantenimiento de este mínimo caudal, la necesidad de crear una nueva presa, Belesar II, "para turbinar y generar energía", como se está haciendo en Santo Estevo.
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