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Grupos radicales contrarios al AVE sabotean 14 estaciones de ferrocarril

El País

Grupos radicales opuestos al AVE vasco causaron durante la madrugada de ayer daños en un total de 14 estaciones ferroviarias de Renfe y Euskotren en diversas localidades de Vizcaya y Guipúzcoa. Los saboteadores rociaron con líquido varias máquinas expendedoras de billetes, prendieron fuego a algunas de ellas dejándolas inutilizadas y realizaron pintadas contra el tren de alta velocidad. Ningún viajero resultó afectado.

Renfe confirmó que diez de sus estaciones resultaron dañadas como consecuencia de los ataques. Seis de los sabotajes se produjeron en las paradas guipuzcoanas de Hernani, Herrera y Martutene (las dos en San Sebastián), Pasaia, Loiola y Villabona, mientras que los otros cuatro tuvieron como escenario las vizcaínas de Bidebieta (en Basauri), Peñota (Portugalete), Ametzola (Bilbao) y Trapagaran.

Euskotren sufrió ataques en sus estaciones vizcaínas de Ariz (Basauri), Traña (Abadiño), Zaldibar y San Fausto (Durango).

El Ayuntamiento de Basauri mostró mostró su "condena más rotunda" por unos actos que, en palabras de su alcaldesa, la socialista Loly De Juan, "perjudican a los vecinos y a los usuarios del servicio ferroviario". El portavoz del PP en ese municipio, José María Agüeros, lamentó que los autores de los sabotajes continúen "en las cavernas" y se opongan al progreso. "El AVE se va a construir mal que les pese a ciertas personas", destacó.

Multa por 'kale borroka'

Mientras, la Audiencia Nacional ha condenado a pagar sendas multas de 2.700 euros a los dos autores del ataque que sufrió el batzoki (sede social del PNV) ubicado en la plaza José María Sert de San Sebastián en 2007. Los acusados aceptaron las multas tras alcanzar un acuerdo con la fiscalía, que pedía inicialmente para ellos seis años de prisión. A cambio, el Ministerio Público retiró de sus conclusiones la acusación por delito terrorista que les atribuyó provisionalmente.

La fiscalía señaló que los acusados, "conscientes de que alteraban gravemente el orden público y dentro de la estrategia diseñada por ETA", atacaron la sede del PNV, donde causaron diversos desperfectos. También rociaron las paredes con un líquido y efectuaron pintadas intimidatorias con "el ánimo de atemorizar" a una concejal del partido nacionalista en la capital guipuzcoana.

Durante el juicio, la defensa presentó un escrito en el que la citada edil manifestaba no haberse sentido amenaza por las pintadas.

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