Como mantis religiosa
Cuando surge los primeros rayos de sol en la primavera, aquellos que templan el cuerpo sin agobiarlo, nada mejor que recibirlos en una terraza frente al mar, y hacer que nos acompañe en nuestra estancia en ese privilegiado lugar la cerveza, o cualquier otra opción que deseemos como líquido aperitivo, para olvidar los fríos y desapacibles inviernos con prontitud.
Ejemplo de lo que señalamos es el espacio que se asoma al puerto pesquero de Vinaròs, donde podremos templar nuestro cuerpo y solazar nuestro espíritu a la vista de las embarcaciones.
Si además podemos consolar nuestros apetitos con alguna noción del Mediterráneo, tanto mejor; mas para ello será necesario solicitar que nos preparen un compendio de sabores de mar en reducidas pero intensas dosis.
BAR PUERTO
Calle Costa y Borras, 60. Vinaròs.
Castellón.Teléfono 964 455 672
Nada más apropiado en estos casos que recurrir a cualquiera de los productos que lo representan, como las anémonas -las ortigas de mar-, que pese a su dudoso y poco atractivo aspecto recogen en su seno los sabores marinos a la perfección, y los condensan en una masa cuya viscosidad se expande en nuestra boca cuando la mordemos, llenándola de un sabor profundo que solo se limita y contamina por el imprescindible rebozado que las envuelve antes de ser fritas.
Otro tanto podemos decir de las humildes galeras, marisco semejante a la cigala -casi una mantis religiosa- aunque de precio muy inferior a aquella porque así lo decide el juego del mercado, y que -cuando está en sazón- amén de servir de compañera ideal para sopas y otras bullabesas adquiere un valor supremo servida en solitario, frita o a la plancha, previamente adecentados y aliviados sus contornos con unas tijeras, ya que los salientes de su caparazón son capaces de empañar, por el dolor que produce su roce, su dulce y esplendoroso sabor.