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Los extremistas blancos de Suráfrica no vengarán a su líder

El Movimiento de Resistencia Afrikáner llama a la calma

Pieter Steyn, portavoz del partido ultraconservador y racista, del que Eugène Terreblanche, asesinado el pasado sábado, era dirigente, aseguró ayer que "el Afrikaner Weerstandsbeweging (AWB, Movimiento de Resistencia Afrikáner) no va a involucrarse en forma alguna de violencia para vengar su muerte".

Steyn, un general del AWB, se sumó así a los llamamientos a la calma que durante el fin de semana han expresado todos los grupos políticos surafricanos, ante el temor de que el crimen generara episodios de violencia racial. Terreblanche, de 69 años, fue asesinado por dos trabajadores de su finca, uno de los cuales, de 15 años, reveló a su madre que golpeó al dirigente político con una barra de hierro mientras dormía porque no le había pagado desde diciembre.

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Steyn explicó que las declaraciones iniciales del secretario general del AWB, André Visagie, en las que definía el asesinato como "una declaración de guerra", llamaba a los agricultores blancos a armarse y prometía vengar la muerte de su líder, "fueron hechas al calor del momento. Nuestra militancia está consternada, horrorizada. Se dijeron cosas que ahora me gustaría desdecir. Ningún miembro del AWB entrará en forma alguna de violencia, intimidación o insulto racial. No será tolerado, aunque es muy difícil controlar a nuestros miembros y calmarlos".

Steyn evitó incluso pronunciarse sobre la supuesta vinculación entre la muerte del supremacista blanco con la polémica canción antiapartheid que llama a "matar al bóer" y que el líder de las juventudes del Congreso Nacional Africano (ANC, en inglés), Julius Malema, ha venido entonando, pese a estar prohibida por inconstitucional y que los dirigentes del ANC han hecho todo lo posible por desvincular del crimen.

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Las llamadas a la tranquilidad se han sucedido durante los últimos dos días -ayer era el último día de vacaciones de Pascua en Suráfrica- por parte de todos los representantes políticos, sindicales y religiosos, conscientes del efecto devastador de la violencia racial en un país de tremenda desigualdad social y económica y que en junio acogerá el Mundial de Fútbol, un acontecimiento que se pretende que sea un éxito.

Simpatizantes de Terreblanche (su grupo es minoritario y sin apenas peso en el espectro político del país) acudieron ayer a las puertas de su finca, en las afueras de Ventersdorp (en la provincia del Noroeste, a una hora en coche de Johanesburgo) a dejar ramos de flores y osos de peluche. Sus movimientos fueron controlados de cerca por un numeroso cerco policial. La policía vigilará estrechamente tanto la comparecencia mañana ante el juzgado de los dos jóvenes autores de la muerte de Terreblanche como el funeral, previsto para el próximo viernes.

Seguidores de Terreblanche visitan la finca donde fue asesinado.
Seguidores de Terreblanche visitan la finca donde fue asesinado.REUTERS

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